desde que la conoció no pudo sacarla de su mente, no sabía si era admiración lo q sentia o .... era algo más grande que.
si a ella le ubieran hablado de su futuro se ubieran reído muy fuerte y definitivamente le cortaría la garganta en ese momento a...
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HABIA PASADO UNOS DIAS DE NUESTRO REGRESO A LA VILLA REAL DE WESSEX.
– ah visto al obispo Heahmund? – pregunto a un aldeano.
– no mi lady, lo lamento – asiento con una sonrisa y decido ir a los establos.
Tal vez ahí se este escondiendo con Lagertha, de lo contrario seguiré buscando.
Me estaba acercando hasta que por uno de los huecos que había entre las maderas del establo, veo a Bjorn y a la futura esposa de Alfred. Estaban muy cercas, pegados contra la fría pared y luego se besaron, no quise ver más. Que increíble manera de empezar el día.
Este hombre no pierde el tiempo. Me fui furiosa a mis aposentos, no pensaba salir durante los próximos días, si me necesitaran me buscarán. Buscaré a Heahmund en otro momento o en todo caso lo mandaré a llamar para hablar sobre el rey.
Estoy cansada de que estos malditos vikingos paganos me utilicen, no soy un objeto para satisfacer necesidades de otros.
Todos los Lothbrok se pueden ir al infierno.
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A la mañana siguiente, apenas salió el sol desperté y salí de mis aposentos en busca de Alfred, ya se que dije que no lo haría pero estuve reflexionando y tome una decisión que sería la mejor, para mí.
– tía... Anoche no te ví en la cena, que te trae por aquí.
– disculpame por mi ausencia en la cena, me sentía indispuesta para asistir.
– no te preocupes, seguro debe seguir siendo extraño volver después de lo que viviste.
– así es..– se levanta de su escritorio para servirnos una copa de vino y volver a su lugar, yo le agradezco con una sonrisa.
– y dime, que es lo que te aflije tía?.
– Alfred, se que te prometí estar aquí para acompañarte... Pero debo marcharme de Wessex por un tiempo.
– que? Porque?
– estos paganos me han corrompido y he tardado en darme cuenta, necesito alejarme y volver a reencontrarme. Siento que ya no soy la misma, algo en mi se esfumó ese día en York y no puedo ayudarte si no me siento completa.
Suspira – está bien, lo comprendo, has lo que necesitas hacer y tomate tu tiempo.
– te agradezco por la comprensión Alfred. Si llegas a necesitar de mi ayuda solo pide a tu madre que envíe a alguien a buscarme, ella sabrá dónde encontrarme.
– está bien tía, no te preocupes. Y no piensas decirle a tu sobrino favorito a qué rincón incógnito irás esta vez a explorar?.
Sonrió y tomo asiento frente a el, ambos podíamos relajarnos juntos sin la presión que sentíamos por la población, el ahora rey y yo siendo la gran guerrera que todos esperaban. Era de esperarse que muchos de la iglesia estaban en desacuerdo con la idea de una mujer blandiendo una espada, pero eso cambio un poco cuando salve al papa de un ataque.
