16

136 12 2
                                    

ALFRED Y AETHELRED SE ENCONTRABAN HABLANDO EN EL ESTUDIO.

– los creía muertos, asesinados en York – afirma Alfred

– parece que los hijos de Ragnar lucharon entre ellos, los obligaron a pelear – le cuenta Aethelred.

– han vivido entre paganos, crees que han cambiado?– solo recibe el silencio de su hermano

— no puedo hablar por el obispo, pero si por mí hermana y la conozco lo suficiente...

— traerlos aqui– le pide Alfred a su hermano.

— traigan al obispo Heahmund y a la princesa Evangelina!!!

Nos reciben con las puertas abiertas de par en par.
Heahmund entra con superioridad y yo con una sonrisa gigante.

— mi lady – se refiere a mi hermana Judith.

Intenta no llorar al verme
— su gracia –

Se arrodilla ante Alfred

— de pie, obispo Heahmund — dice para que luego se levantará

Antes de que empiecen con las interrogación decido hablar.

— ví como te limpiaban el trasero cuando eras un bebé, no esperes que me arrodille...– digo intentando contener una sonrisa.

Tenía al Rey de Wessex feliz con su encuentro, Alfred se veía igual de guapo, solo con razgos más afilados y con el mismo cabello sedoso color tierra.

— y jamás te lo pediria...tía Eva – ni siquiera lo dejo terminar para correr a sus brazos y abrazarlo lo más fuerte que pueda.

— estoy muy orgullosa del hombre en que te has convertido... Ambos– digo para voltear me y dedicarle una sonrisa a Aethelred.
— lamento no haber estado para ti cuando paso pero veo que lo has tomado bastante bien sobrino.

Lágrimas brotaron espontáneamente cuando se desprendió del joven y le alcanzaron la mejilla.
Aethelred seguía igual de apuesto y alto, solo que a diferencia de su hermano, los entrenamientos lo habían vuelto más musculoso. Siempre fue un guerrero nato, con poco interés en la política y las intrigas cortesanas.
Incluso si sus tutores habían comentado sobre su arrogancia, Evangelina solo podía verlo con buenos ojos.

— no te disculpes tia, no fue tu culpa.

— Judith, oh hermana no sabes cuánto te he extrañado..– corro a abrazarla igualmente. — todo este tiempo lejos los únicos en mi mente fueron ustedes.- le susurro desesperada.

— Eva, Evangelina...– apenas puede formular palabra por las lágrimas
– nos haz hecho demasiada falta, pero ya estás aquí con nosotros.

Le sonrió sincera y agradecida por su bienvenida, me alejo para que Heahmund pueda hablar y me prendo por el brazo de Aethelred. Que ni intente zafarse el maldito porque no pienso alejarme de él ni de Alfred otra vez.
Siempre los he cuidado incluso antes de la muerte de Egbert... Ambos le demostraban el mayor apresio por ello.

— los capturaron – habla Alfred y yo bajo la mirada intentando no recordar nada de eso.

— si, luchamos entre los hijos de Ragnar en la gran guerra. — El Rey observa a su tía ligeramente conmovido.

— Ivar el deshuesado salió triunfante.

— conozco a Ivar, vino aquí con Ragnar Lothbrok, jugué con el cuando era niño y haz vuelto con el hermano vencido. — solo veía a Heahmund.

— si

— porque?

— señor...

— porque han venido? — interroga haciendo referencia a los paganos.

Vikingos - RagnarssonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora