"ᴘʀᴏᴍᴇsᴀ ᴅᴇ ᴍᴜᴇʀᴛᴇ"
¿Nací maldita? ¿Por qué todo lo que amo se marchita? ¿Pedí acaso ser lo que soy? ¡Dios! Tú que perdonas todos los pecados, perdóname, perdona a tu sierva manchada de sangre, perdona lo rojo de mi ser, porque no puedo evitar ser q...
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Una joven angelical, protegida por siete chicos como el más grande tesoro. Desde pequeña, aprendió un poco de cada uno; todos le enseñaron algo distinto para que pudiera protegerse a sí misma, por si un día ellos faltaban.
La joven creció entre aquellos hombres, convirtiéndose en una hermosa y delicada mujer. Su piel era pálida, su cabello largo y rojizo como aquellos bellos atardeceres, y sus bonitos y oscuros ojos podían hacer caer a cualquiera en un abismo. Levana era quien esperaba y velaba por ellos siempre.
Todos crecieron juntos y, con el paso del tiempo, cambiaron en sentimientos. Eran familia, pero aun así no lo eran de sangre; ella no era su hermana de verdad. Y cuando ella se convirtió en una mujer a quien podrían desposar, empezó a ser la inspiración romántica de algunos de ellos. Park fue el primero que sucumbió ante sus encantos; sin embargo, jamás se lo dijo. Después fue Jeon, quien, con su joven energía, siempre llevaba a nuevas aventuras a Levana, aunque más tarde recibieran severos regaños o castigos.
Ella les quería, a todos y cada uno de ellos; eran su familia, sus amigos, quienes siempre estarían ahí para ella sin importar qué. Pero en el corazón de Levana había alguien especial a quien admiraba por encima de todos, alguien que hacía latir su corazón con tan solo una sonrisa. No era alcanzable para ella, pero su corazón lo amaba en secreto.
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Una tarde, SeokJin y Levana fueron en busca de algunas hierbas a las montañas. Ella, con una monstruosa energía, trató de subirse a una zona rocosa más alta, sin esperar ayuda, lo que la hizo resbalar debido a lo húmedo de las hierbas sobresalientes entre las rocas. —¡Por los cielos!— expresó con espanto y cerró los ojos; en verdad, no quería ver dónde iba a caer.
—¡Levana! —la tomó por la cintura, sosteniéndola para que esta no cayera—. Levana, por favor, ten más cuidado.
Él le estaba dando un regaño mientras la sostenía en los brazos, pero Levana únicamente podía ver sus labios hermosos; solo se imaginaba cómo sería besarlo, decirle al fin cuánto lo amaba, cuánto haría y daría por él, por su amor. Seokjin siguió reprendiéndola: —Sé que estás acostumbrada a hacer este tipo de cosas con Jungkook, Levana, pero no está bien. Tú eres una dama; deberías empezar a cuidar más de ti. ¿Sabías? Me molesta que te comportes de esta manera. ¿Qué pasaría si te hubieras lastimado?
