"ᴘʀᴏᴍᴇsᴀ ᴅᴇ ᴍᴜᴇʀᴛᴇ"
¿Nací maldita? ¿Por qué todo lo que amo se marchita? ¿Pedí acaso ser lo que soy? ¡Dios! Tú que perdonas todos los pecados, perdóname, perdona a tu sierva manchada de sangre, perdona lo rojo de mi ser, porque no puedo evitar ser q...
Hoy era un buen día para Levana, pues por la tarde llegarían de las montañas Namjoon y Seokjin. Ellos emprendían viajes largos y a veces un poco desconocidos; salían en busca de hierbas medicinales para poder atender a los aldeanos. Namjoon tenía el conocimiento para curar y ayudar a las personas. Él decía que un ángel le habló de pequeño y le dio misteriosos poderes. Nunca lograron descubrir si aquello era verdad absoluta; lo que sí todos sabían era que, sin duda, Namjoon era especial.

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Levana bajó al río, donde claras aguas limpiaban su cuerpo, donde podía, sin prisa y sin preocupación, lavar su larga y rojiza cabellera.
Sumergida en sus propios pensamientos, no se percató de que alguien se acercaba hacia ella. Pudo espantarse, gritar, incluso tratar de golpear al sujeto, pero no lo hizo. Al mirar de quién se trataba, con su cuerpo desnudo y su largo pelo aún escurriendo, solo lo miró sonriendo, para tranquilamente empezar a poner sus ropas.
—¿Tienes mucho tiempo ahí?
—¿Eres siempre tan descuidada?
Namjoon se giró casi de inmediato para no seguir mirando aquel tentador cuerpo desnudo.
—¿Eres siempre tan curioso? Y no, no siempre vengo aquí; solo hoy sabía que vería al fin a Seokjin. Han venido antes del atardecer. ¿Por qué? —Levana seguía despreocupada—. Ya puedes voltear, Namjoon, estoy lista.
—Pasó algo; ambos tenemos una noticia que darles a todos y decidimos que venir temprano era lo mejor.
—Ya veo. ¿Qué haces por aquí?
—Vine por agua limpia para las hierbas que necesitan permanecer frescas.
Levana se acercó a Namjoon dándole un abrazo.
—¡Te extrañé!
Namjoon sonrió tiernamente a la pelirroja.
—Nosotros a ustedes, Levana.
—Mañana es mi cumpleaños, ¿recuerdas? No hagan nada que opaque mi día, Namjoon.
—Creo que compartiremos felicidad entonces.
—¿Me compraste un regalo?
—Como todos los años, no dejas que se nos olvide.
Levana sonrió.
—Me marcho, ya quiero ver a Seokjin.
—Supongo que él también quiere verte.
—¿En serio?
—No sonrías demasiado, Levana.
Ella sonrió aún más y, con un abrazo y una reverencia, se despidió de Namjoon para ir en busca de Jin.
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