PROMESA DE MUERTE |ᵇᵃⁿᵍᵗᵃⁿ ᵒᵗ7

⛓️Capítulo III⛓️

Cierro los ojos conforme caigo de aquella altura; raramente no tengo temor. Está bien, es correcto para mí, pero... ¿por qué es todo tan confuso? —Ya no importa—. Estará bien. De pronto, siento como algo sostiene fuertemente mi cuerpo. ¿Acaso es así como se siente la muerte? ¿Es todo? ¿No hay más?

—Ya veo, has vuelto a caer en mis brazos una vez más.

Abro mis ojos lentamente para darme cuenta de que un hombre sostiene mi cuerpo. Su profunda mirada atraviesa mi ser; un escalofrío recorre mi cuerpo. Sus manos aprietan con fuerza mi cintura. Siento temor, pero no puedo dejar de ver su rostro tan hermoso, sus gruesos y rojos labios, tan elegante y tan masculino. Todo en él es atrayente... De pronto lo recuerdo: el dolor insoportable vuelve como agua fría sobre mi cuerpo. Como puedo, me suelto de su agarre, retrocediendo de inmediato.

—Aléjate de mí, Seokjin. Te lo advierto, ¡lárgate!

Amargas lágrimas recorren mi rostro. Él intenta acercarse a mí, pero yo vuelvo a retroceder.

—No, no vas a hacerme esto. Has recordado mi rostro, has recordado todo. ¡Morirás! No seas estúpida, tienes que venir conmigo ahora mismo.

En un intento más por alejarme de él, caigo al suelo. Ya no solo está Seokjin conmigo; Jimin y Jungkook ya están abajo.
Veo cómo Jimin toma con brusquedad el cuello de Seokjin en un débil intento de hacerle algún daño. Seokjin solo sonríe ante la osadía que tiene al intentar aquello.

—No seas estúpido, Jimin.

—No te la vas a llevar, Jin. Olvídalo.

De un solo golpe, Jin quita de encima a Jimin, lanzándolo por el aire con fuerza. De pronto, son ambos contra Seokjin, intentando de alguna manera hacerle algún rasguño, siquiera, pero es imposible.

Seokjin es el mayor y, por lo tanto, también el más fuerte, más veloz y con más poderes que todos juntos. Siento que el pánico me invade cuando toma a Jungkook por el cuello, intentando así quitarle la vida, si es que a eso se le puede llamar vida.

—¡Basta! —grito desesperada, intentando que Seokjin me escuche—. ¡Por favor, Jin! No eres esto, no lo hagas, te lo pido.

Él voltea a mirarme; sus orbes están completamente negros, la ira lo está consumiendo.

—Si él muere, esto se acaba, Levana. Si él muere, tu maldición se acaba. Te necesito libre, ¿no entiendes? Levana, no puede estar pasando esto. Sabes que mi hermano no volverá a borrar tus recuerdos y yo no podré protegerte.

Solo camino hasta llegar justo enfrente de él, mirándolo a los ojos. Me lanzo, sin pedir permiso, a sus brazos y recargo mi peso en su pecho.

—No, nunca quise que borraran mis recuerdos, no lo quiero ahora tampoco. No quiero olvidarlos, no de nuevo.

—Morirás si no lo haces. No podría con eso.

Le sonrió e intentó tocar su rostro cuando de pronto siento cómo tiran de mi brazo, quitándome con brusquedad de su lado. Es Jungkook quien me mira fríamente. Jungkook, mi amor y verdugo.

—¿Eres idiota? No puedes ir con quién te condenó a este infierno, Levana.

—Seokjin no fue quien puso esa maldición en mí, fue su hermano; además... ¿No es por ti por quien me encuentro así?

—¡Jamás pedí que te sacrificaras por mí! Soy una basura, no lo merezco, pero lo hiciste y ahora tengo que vivir mi vida cuidando de ti, haciéndote vidas ficticias en cada lugar, cada vez que intentas quitarte la vida, estar ahí. Estoy cansado.

—¿Sacrificarme por ti dices? ¡Estás demente! Esto fue meramente un castigo para ti, jamás quise hacer una buena acción con un canalla como tú.

Camino desafiante hacia donde está Jungkook y, al estar frente a él, no puedo evitar soltarle una buena bofetada en su bello rostro.

Él toca su mejilla como si mi golpe hubiera dolido, sonríe pasando la lengua por sus labios y me mira con ese brillo que tanto odio y amo a la vez.

—¡Ya veo! Has vuelto por completo, Levana.

Le sonrió arqueando una ceja, pero el juego no dura lo suficiente cuando un fuerte sonido nos saca de nuestros pensamientos.

—¡Vaya! Lo sabía, tu olor llenó mis fosas nasales. ¿Te has lastimado? Fría y terrible, Levena.

—Tae... Taehyung.

No pude evitar sentirme nerviosa; él me mostró aquella sonrisa que es un poco escalofriante para mí, de tan linda y perversa. Se acerca a mí ante la mirada de todos los presentes, y con dos de sus dedos empieza a tocar mi cintura y baja lentamente hacia mi pierna. Inclina su rostro hasta quedar a la altura de mis rodillas para después tomar mi pierna derecha, alzándola un poco en el aire.

—Te has lastimado la rodilla, ¿qué es esto? Mmm, ya veo —pasa lentamente su lengua sobre mi herida, lamiendo y besando cada parte de esta—. Deliciosa.

—¡Ya basta! —Seokjin lo toma por el cuello, apartándolo de mí rápidamente—. Deja eso atrás, Taehyung, no seas desagradable.

Observo a todos, reconociendo a cada uno de ellos, sintiéndome viva de nuevo; realmente me siento liberada al fin.
Taehyung mira hacia mi lugar con su seductora sonrisa que solo él podría tener, pasando su lengua por sus labios, incitándome a probar, como en los viejos tiempos.

—A Levana le gusta, hyung. ¿Acaso no ves su expresión?

—Basta de eso, ¡te llevaré conmigo, Levana! —Jin se dirige hacia mí.

—No quiero —contesté, renuente.

—Vamos, no empecemos con esto.

—No, ella irá con nosotros —dijo Jungkook, preocupado por mis posibles decisiones.

—¡Taehyung! —llamo al tan guapo y maldito.

—¿Sí?

—Si me marcho contigo, ¿me volverás a borrar mis recuerdos? —Tae sonrió triunfal, llegando rápidamente a mi lado.

—¿Quieres que los borre?

—Nunca quise, maldito bastardo —Tae sonríe, tomando mi mano y mirando a los demás.

—¿Quieres un poco de diversión? Terrible Levana.

—Lo estoy deseando —tomo de sus cabellos y empiezo a jugar con ellos.

—¿Escucharon eso? Ella quiere ir conmigo, no nos molesten. Seokjin, Jungkook, Jimin, arreglen el asunto con Namjoon; la verdad es que no quiero enfrentarme a él. ¡Da miedo! Uuuuh.

Tae sonríe, tomándome por la cintura, y antes de que los demás puedan reaccionar, ya nos estamos marchando del lugar.