Vinotinto - Momo & Tú.

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Rubrum

—Y con eso concluye nuestra clase… — Concluí de hablar. — ¿Alguna pregunta? — Pregunté, como era mi costumbre.

Alguien curiosamente alzó su mano, identificando a aquella persona. — ¿Si? — Me apoyé en mi atril. — ¿Por qué es tan importante el hierro en la sangre? — Preguntó, distinguiendo bien esa voz ya, o al menos, acento.

—Transporte de oxígeno en sangre— Simplemente dije. —No podría estar parado o hablar sin ello— Seguí. Y sin más, con eso sí que concluyó mi clase.

Tomé todo, que no era tanto realmente, saliendo de allí, encontrándome con ahora un pequeño grupo de tres quizá esperándome.

Las tres estaban cuchicheando en japonés, cosa por la cual había distinguido a una de ellas. Estaban discutiendo quién sabía mejor coreano para hablarme, a lo que solo podía ir mirando de una en una viendo el nerviosismo.

—Hablo japonés, no tienen que estar tan nerviosas— Respondí, haciendo que cada una parara en seco de todo. Cada una a su manera expresó duda.

— ¿Tan raro les parece? — Pregunté, ya que ninguna estaba hablando. Negaron. Dos de ellas miraron a una en específico, notandolo y siendo la primera en dirigirse a mi.

—Teníamos una duda sobre… — Las otras dos la miraron expectante a lo que diría. —Toda la clase básicamente… — Finalmente dijo, con vergüenza, ya entendía el porque aquella no entendió básicamente toda mi clase.

Les hice seña de caminar un poco, saliendo hacia la entrada, estando más bancas, y repitiendo mi clase allí, pero más comprimida y rápida, además de en japonés.

— ¿Claro ahora? — Pregunté, a lo que las tres asintieron, y de repente la que llevaba la palabra de las tres, volvió a hablar. —Lo siento por tenerlo aquí hasta tan tarde— Dijo. —Mi deber es enseñar, no es como si tuviera otra cosa que hacer después— Me levanté. —Aunque antes de tomar un clase de medicina de la nada, quizá sea mejor una de coreano— Les dije, haciendo reír a una.

—Nos regalaron estos pases— Me mostró aquella a quién hice reír. Y efectivamente eran pases, aunque mis clases muy llenas no solían estar como para ameritarlos.

—Mi nombre es Minatosaki Sana— Se presentó luego. Hice una pequeña reverencia. —Yo soy Myoui Mina— Siguió la quizá menos tímida de las tres para hablar, o al menos, dominante de coreano.

—Yo me llamo Hirai Momo… — Finalmente se presentó la que si me pregunto en clase.