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iterum






Quizá una semana había pasado sin ver a aquel trio dispar.

Mis clases seguían tal cual estaban programadas, pudiendo dividir bien mi tiempo.

Una vez acabada, como era de costumbre, salí casi instantáneamente, pero con la diferencia que ahora el trío estaba esperándome fuera.

Quizá por tantos años y tantas pruebas, note como Momo estaba más gris, en cuanto a piel se trataba, así que pude saber en un instante que se había hartado a tomar sangre.

Las tres me saludaron. —No nos dejaron entrar está vez, Sana pensó que teníamos para entrar dos veces más todas, se le olvidó multiplicar — Primeramente dijo Mina. Aquello me causó un poco de risa y ternura. —La próxima pueden decirle al guardia que las deje pasar, le diré algo sin más— Propuse, ya que era mejor estar dentro aunque no me entendieran.

Momo tocó el hombro de Sana, queriendo indicar algo. —Tambien vinimos porque Momo ha estado rara— Indicó. —Exceso de hierro— Reí mentalmente ya que se veía fea para hacerlo físicamente. Ambas la miraron.

Miré la hora, siendo demasiado tarde. —Le daría un tratamiento aquí, pero ya todo está cerrado y vigilado. —Tomé lo que llevaba y empecé a caminar, indicándoles que me siguieran. —Tengo todo lo necesario en casa— Expliqué. — ¿Está seguro que es eso? — Preguntó la afectada. —Es obvio para mí— Respondí sin verla. Podía sentir aquello en el aire.

Quizá quince minutos después llegamos hasta mi casa.

Abrí el portón principal, dejándolas entrar, aunque estas no podían quitar la vista de todo.

—La sorpresa para después chicas, Momo está mal— Bromeé.

Abrí la puerta, sosteniéndola y dejándolas pasar, siendo Momo la última y dejando solucionar aquello tal cual había planeado.

Una vez hecho eso, pasé detrás, cerrando.

—Hay que subir al segundo piso— Dije, para aumentar mi velocidad y dejarles claro el camino.

Una vez todos arriba, abrí el cuarto dedicado a como tal, todo lo referente a tratamientos.

Simplemente le di un par de placebos y un poco de suero para equilibrar sus niveles en todo.

— ¿Vive solo en una casa tan grande? — Preguntó Mina, apoyándose igual que yo en la mesa donde estaba. Asentí. —Soy un investigador, solo soy profesor para recibir presupuesto— Expliqué.

Volví a ver a Momo. —Adivino, empezaste a tomar quizá setenta y cinco mililitros de sangre diario— Indiqué, a lo que las otras dos me confirmaron. —Puedes hacer eso una vez semanal, o incluso mensual dependiendo tú anterior estado— Indiqué, levantándome y yendo a comprobar.

Vinotinto - Momo & Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora