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—Escuché que están peleando en contra de Tzuyu— Dijo después de abrirse el ascensor. — ¿Katarina?  — Preguntó Jihyo.

Antes de poder hacer mucho más, las sillas de metal pasaron a ser espadas, apuntandole.

Alzó las manos. —Hemos tenido nuestras diferencias en la guerra fría, pero a mi tampoco me gustó el comunismo— Se defendió. —Estoy de su lado, odio a Tzuyu— Empezó a caminar, relajándome un poco.

—Me habría gustado tenerlos para hacer caer la unión soviética, pero supongo que cada uno estaba con lo suyo— Se puso delante de mi.

—No has cambiado en absolutamente nada— Me inspeccionó, en una de esas, clavandome un mordisco mientras estaba de espaldas.

Si bien, las japonesas presentas estaban que se les paraba el corazón, Jihyo estaba riendo.

— ¡Puedo dártelo si me lo pides! — Le grité, repitiendo lo de que así era mejor para ellas.

—Para inaugurar que estoy de su lado, tomaré la forma de una coreana que me gustó en los sesenta— Hizo el respectivo cambio, olvidándose que en el proceso todo lo que tuviera encima se desintegrava, quedando desnuda frente a todos los presentes.

— ¿Eras de las que le daba igual que la vieran desnuda? — Le tiré la manta de la mesa. —Lo había olvidado, no cambiaba desde los setenta— Se miró el cuerpo, notando como las japonesas no paraban de verla.

— ¿Quieres que te sigamos diciendo Katarina? — Cuestionó Jihyo. Negó. —No suena natural, díganme Chaeyoung— Corrigió.

Si bien, era muy repentino, a ella nunca le agradó demasiado Stalin, siendo que saboteo mucho desde la unión soviética la guerra de Corea, ayudándonos desde detrás a ganar a Jihyo y a mi.

—Únicamente estoy de tu lado, tampoco me agradan del todo los japoneses— Expresó, de no ser por mi, nadie daría nada por los japoneses.

Aunque lo decía el que metió el turbo a las bombas nucleares.

—Escuché que Tzuyu está formando un bando, hay gente a la que Jihyo y yo no le caemos tan bien— Seguía mirándose en en espejo.

—Quizá nos haga volar a todos sin más, si formamos una guerra nosotros, dudo que nos puedan parar— Me senté, pensando en las posibilidades.

— ¿Qué va a pasar? — Me susurró Sana. —Si peleamos todos juntos, es posible que ningún ejército nos pueda parar, ellos son inmortales, van a regresar una y otra vez— Respondí.

—Somos doce— La ahora Chaeyoung se estaba acomodando el cabello. —Trece contigo— Olvidó meterme, aunque por contar, no soy inmortal en sí.

—Y ya somos tres— Siguió. —Cuatro— Corrigió Jihyo. —Está Giselle también— Eso nos sorprendió a todos.

—Dijo que no le gusta pelear, más no que no lo iba a hacer de ninguna manera— Nos corrigió la perspectiva.

—Puedo traer a nuestro lado a un par más, en la guerra fría nos dividimos los europeos, asi que nos conocemos bien— Propuso Chaeyoung, volteando a hacia nosotros, y cayéndose la manta que le di, haciendo dos mini pelotas de metal, clavandolas a la manta y subiéndola otra vez.

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⏰ Última actualización: May 20 ⏰

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Vinotinto - Momo & Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora