Fulgur
—Llama a tus amigas— Le indiqué su celular, sacando yo el mío.
Ambos nos alejamos un poco, haciendo respectivas llamadas y volviendo al mismo punto.
—Creo que podrán irse de Corea sin que se muera nadie— Expliqué. —Las chicas están por venir— Señaló a su espalda.
Yo volteé, teniendo una mala sensación, volviéndose negro todo a mi alrededor.
—Haz mejorado en estos años— Una distintiva voz se escuchaba inundando todo. —Yo también… Cariño— De la nada apareció Tzuyu.
— ¿Por qué insistes tanto en defenderla? — Preguntó realmente enfadada. —Las últimas veces que nos hemos visto solo saliste corriendo y yo limpiaba tu vida de cualquiera— Se acercaba más y más.
—No intentes hacerme eso otra vez— Indicó, estando preparado para repetir lo de la última vez. —Siempre tendré ventaja sobre ti— Dio un paso y modificó la realidad para aparecer frente a mi, incluso estando a metros de distancia antes.
— ¿Acaso ya no te gusto tanto? — Tomó mi barbilla, petrificandome del miedo. Como medida de defensa, mi mente empezó a recordar muchos de los momentos que tuvimos juntos, evitando delatar todo.
Ella lo notó, sonriendo. —Eso es lo que quería ver— Seguido de aquello, sentí un fuerte golpe en el estómago.
—Ahora, van ellas— Soltó, mirando como todo el espacio volvía a la normalidad y yo caía del dolor.
—Corre… — Dije como pude, empezando a correr Momo. Entre el movimiento de Tzuyu, y el principio de carrera de Momo, finalmente un rayo cayó, en todo el medio, vislumbrando a todos.
Una vez mis ojos, siendo los primeros en acostumbrarse a la normalidad, se aclararon, vieron a la persona que había llamado, abriendo la mano frente a una aún ciega Tzuyu, sonando mil agujas a la velocidad de la luz.
— ¡¿Estás bien?! — Una vez comprobó la situación, se tiró al suelo conmigo. —Creo que me rompió una costilla… — Solté, tocando su pierna, absorbiendo un poco de todo lo necesario para recuperarme.
— ¡Podrías haberme avisado! — Regañó, sintiendo algo de dolor. —Luego te lo compenso— Me levanté, obviando un poco el aún persistente dolor.
Di una pasada de vista, viendo metales suficientes y los necesarios, convirtiéndolos en espadas a mi espalda, acercándome yo a una paralizada pero consciente Tzuyu.
—No quería hacer esto público— Me arrodillé, viéndola frente a frente. Una vez intercambiamos miradas, me levanté, haciéndola levitar. —No deberías de meterte conmigo de ahora en adelante— Amenacé. —Te tengo el suficiente aprecio para no convertirte en algo que sería peor que morir— Coloqué mi mano en posición, bajándola después y yendo todas las espadas hacia ella.
—Vas a estar allí un par de días, esos metales no dejarán que te cures o logres moverte— Me di la vuelta, volviendo con las chicas.
—Vamonos— Indiqué, empezando a caminar, mirando a mi alrededor, inspeccionando todo, llevándome un poco de cada cosa.
—Jihyo— Llamé, volteando. Puse mi mano en el medio de su pecho, restaurando su cuerpo.
Luego procedí con lo mismo, pero en mi. —Gracias por venir tan rápido— Me dejé caer, pasando factura todo.
—Estaba cerca— Miró el cielo. —Aunque siempre vendría si me lo pides— Volvió a verme. Luego volteó a ver a Momo, finalmente siendo acompañada de las otras dos japonesas.
— ¿Quienes son ellas? — Preguntó, siendo el primer momento en realmente prestarles atención. —Tres chicas japonesas, quedaron en el medio de esto— Me senté cruzando las piernas. — ¿Japonesas? — Me Miró raro. — ¿Por qué las estás protegiendo? — Cuestionó. —Jihyo, no saben ni siquiera lo que pasó en la segunda guerra mundial, no tienen la culpa— Expliqué, volviendo a verlas ambos, las tres sin entender.
—Solo necesito llegar al aeropuerto y verlas irse, eso es todo— Le aclaré. —Te ayudaré, pero no esperes que las priorice frente a ti— Me señaló, abriendo su mano, notandose las chispas moradas del plasma, acercándose a mi cuello, cerrando los ojos del miedo siempre presente.
Una vez su mano arropó mi cuello, una sensación de bienestar, euforia y electricidad revolvió todo mi organismo.
—Nunca me acostumbro a eso— Un último corrientazo pasó por mi cuerpo, levantandome y estando como nuevo.
— ¿Disculpen? — Preguntó Sana, pero estando las tres con los ojos abiertos a más no poder. — ¿Qué fue eso? — Preguntó con un tanto de nerviosismo y miedo en sus palabras.
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Vinotinto - Momo & Tú.
VampireTantos años de historia para coincidir en tal mal punto...