Vinotinto - Momo & Tú.

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Jihyo le hizo una pequeña seña, acercándose Sana. —Esto es más fácil que explicarlo— Señaló, poniéndole la mano en el pecho, repitiendo el proceso.

—Olvidé decirte algo— Volteó a verme abruptamente, aún siguiendo con Sana. —Como tú no puedes cambiar de sexo, no podría enseñartelo— Dijo como si nada, cayendo Sana al piso. —En mujeres un efecto secundario son orgasmos consecutivos— Le dió poca importancia.

Volteé a ver a una Sana extremadamente roja y temblando. —Yo descubrí esto— Dije, poniendo un dedo en la frente de Sana, haciendo que todo aquel proceso siguiera y se amplificara.

—Al controlar flujo de hierro en la sangre puedo aliviar o amplificar sensaciones— Expliqué, como si aquella chica no se estuviera muriendo de sensaciones sexuales.

Una vez me di cuenta paré todos los efectos. —Creo que nos pasamos un poco— Reí nerviosamente. — ¿No nos hemos visto en cincuenta años? — Preguntó, viendo ambos a Sana respirando más normal.

—Algo así— Respondí. —Aún así, sin vernos, seguimos desarrollando cosas para suplementar al otro— Soltó, asintiendo ambos.

—Tenemos que explicarles quienes somos y qué hacemos a esas dos, solo le expliqué a Momo— Alcé la vista, viendo ahora a Mina.

—Pero tenemos que hacerlo caminando, quedé muy bien frente a Tzuyu, pero es cuestión de tiempo antes que la bajen de allí, junté su sangre con metales pesados, pero probablemente le hagan una transfusión— Expliqué, dándome la vuelta y siguiéndome todas.

Una larga y tediosa explicación después.

— ¿Por qué siempre has estado más en Asia que en América? — Preguntó Momo. — ¿Sabes cómo era América del sur en el mil seiscientos? — Pregunté, a lo que no entendió. —Era feo, en la primera oportunidad que tuve me uní a unos piratas y terminé en Europa, luego vine a Asia como mercader— Resumí.

— ¿Y cómo se conocieron? — Preguntó una tímida de vernos Sana. —En la segunda guerra mundial— Respondí rápidamente. —Por eso tampoco le caen bien los japoneses— Añadí. —El frente europeo estaba lleno de los otros, de este lado del mundo solo estábamos nosotros tres— Terminé yo.

—Recordando esas épocas… — Soltó Jihyo, sintiendo un aura malvada, sintiendo una mano en mi cabello, jalandolo y la otra en mi hombro, yendo su boca a mi cuello.

Luego de hacer lo que hizo, me alejé apenado. — ¡Podía solo dartela sin hacer eso! — Dije con una mano en la pequeña herida y sonrojado.

Luego de todas las sensaciones que le dió aquello, sonrió. —De esta forma es mejor— Empezó a caminar como si nada.

— ¿Por qué hizo eso? — Se acercó a susurrar Mina. —Mi sangre de entre todos, los pone muy… — La miré caminando feliz. —Felices… h
— Volví a caminar, cerrando mi herida rápidamente.

—Deberían irse en barco— Propuse. —Tzuyu probablemente vaya a monitorear el aeropuerto, y es muy fácil para ella estando encerrada en un lugar pequeño así— Añadí, dándoles miedo.

—Iremos nosotros dos en el barco con ustedes— Les relajé.