Luego de que la enfermera me sacara de la habitación, me tomó del brazo firmemente y me llevó jalándome a la fuerza por todo el pasillo hasta llegar a la sala de espera.
-¡Espere, tengo que volver allí!- le expliqué tratando de esquivarla pero era más rápida que yo, por lo que no lograba nada.
-Escucha Brooke, tú no puedes entrar ahí de nuevo. Te ha quedado prohibido el acceso.-
-¿Qué? ¿por qué no?- grité alterada.
La gente que estaba al rededor, seguramente esperando saber noticias de sus familiares enfermos, quedaban viendo inquietados el gran escándalo que estábamos armando, o al menos yo. Pero en ese momento no sentí pena, no me importaba lo que dijeran, solo quería pasar a ver a mi madre, o a la señora Carrington.
-Brooke, lo que pasa es que, tenemos prohibido dejar pasar de visita a una persona que altere la salud del paciente. Y también,-comenzó a bajar el tono de su voz- está prohibido que pasen personas que no sean familiares sin la autorización del paciente o su familia, y ahora que se sabe esta terrible noticia, me temo que por nada del mundo podrás pasar a verla.
-¡Esto debe de ser una broma!- grité. Sentí poco a poco como mi corazón se iba destrozando mientras pronunciaba cada palabra, sentía un dolor interminable en el pecho, como cuando todo lo que tenías te lo hubieran arrebatado de un momento a otro, y en parte, eso me había ocurrido. Dejé que una lágrima saliera de mi ojo derecho, luego otra del izquierdo, y así sucesivamente hasta comenzar a desahogarme por todo lo que sentía, aunque llorar no solucionaba nada, me confortaba de cierto modo.
-¿Y qué si no soy su hija? La quiero como si lo fuera, como si ella fuera mi verdadera madre. Aunque ella no lo sea, ella siempre estuvo cuando la necesité y me crió desde que a penas era una bebé, siempre me apoyó y no es justo que yo la deje sola en estos momentos.- dije mientras no paraba de llorar. De pronto sentí unos brazos rodearme por la espalda, atrayéndome a sí mismo. Por un momento deseé que fuera mi madre, diciendo que todo pasaría, que todo se solucionaría. Pero no era más que la enfermera que me había sacado de la habitación. No me moví, ni siquiera hice esfuerzo alguno de zafarme porque eso era justo lo que necesitaba ahora. Alguien que me entendiera, alguien que me confortara.
-Lo mejor que puedes hacer ahora, es dejarla que se tranquilice, quizá mañana o en unos pocos días puedas verla, hablar con ella y aclarar todo.- me respondió mientras me seguía abrazando y pasaba su mano derecha por mi cabello. Eso de algún modo me hacía sentir protegida. No quería nada, quería olvidarme de todo y quedarme en esa posición todo el tiempo. Y eso fue lo que hice, o al menos por un tiempo.
No sabía cuánto tiempo había pasado exactamente, pero sentía que si había pasado aunque fuera una hora. Una hora que me había quedado dormida por un instante.
-Dígame, ¿cómo es que todo sucedió?- le pregunté cuando desperté y sentí como ella se sobre saltó cuando me escuchó. Seguro había notado que me había quedado dormida, o quizá ella también lo había hecho. Aflojo su amarré y aproveché para soltarme de su abrazo, regalándole una sonrisa como agradecimiento y recibiendo otra igual de confortante de parte de ella.
Sacó de su bolso un papel arrugado y comenzó a extenderlo -Ha recibido esta carta- dijo finalmente, tendiéndome el pedazo de papel.
Lo tomé en mis manos, estaba muy arrugado y algo sucio. Al abrirlo se podía apreciar una hermosa caligrafía, fina y en cursiva, una muy bella letra. La desdoblé completamente y comencé a leer.
"Señores Carrington, lamento tener que darles una noticia muy importante por este medio. Pero lo que pasa es que no tengo el suficiente valor como para decírselos en la cara. Quizá me llamen cobarde, pues eso soy, pero antes de todo, quiero que sepan que les ofrezco mis más sinceras disculpas.
La verdad es que, hace 17 años exactamente, nacieron dos hermosas niñas de parte de dos hermosas mamás. En ese tiempo apenas estaba en mi internado y no era lo suficiente responsable ni estaba lo suficiente capacitada. Pero justo ese día en la que habían nacido las niñas, Brooke Carrington y Chloe McGraw, una se puso muy mal, al parecer los pulmones de Brooke no funcionaban bien y esa misma noche falleció. Yo estaba aterrada al tener que dar tal noticia y no sabía como hacerlo. Todo iba bien, solo que yo en ese instante no sabía como se llamaba la que había fallecido; pero luego por accidente mis papeles se revolvieron y se cambiaron las familias. Por lo que eso me llevó a entregar a Chloe McGraw con ustedes creyendo que era su hija Brooke y que ella estaba viva. Y por lógica, dándoles la noticia a la familia McGraw que su hija Chloe había fallecido.
Lamento luego de 17 años tenerles que decir que su hija Brooke en realidad no lo es. Su hija falleció y han tenido todo este tiempo a la hija de otra familia que ni siquiera lo sabe. Realmente mis más sinceras disculpas y pésames. Nadie más sabía esto, por lo que no busquen cómplices o acusen al hospital de algo que no tuvo la culpa, si no fue mía. La razón por la que no lo dije antes fue porque me enteré justo en el momento que les entregué a su hija en sus brazos. Y se me hizo muy cruel tener que arrebatársela para decirles que su hija en realidad estaba muerta. Creí que lo mejor sería que tuvieran unos años de felicidad con ella y luego les diría la verdad. Pero jamás creí que esto se me saliera de las manos y la culpa no me dejara dormir. Me estaba matando por dentro.
Sinceramente lo siento, espero me puedan perdonar algún día.
Atte; enfermera Hayley Johnson."
Contenía toda la historia de lo que en realidad había pasado.
No podía ser verdad. Esto no podía estar pasando.
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Familia equivocada
Misterio / Suspenso"Dicen que todos tenemos derecho a tener una vida perfecta, pero qué aburrido sería si en realidad fuera así, ¿no? Desde que naces crees que tus padres son las mejores personas del mundo, que nunca te faltarán, que mientras estés a su lado nada malo...