1.11 "Pesadillas"

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Allí estaba yo, otra vez en esa habitación tan oscura

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Allí estaba yo, otra vez en esa habitación tan oscura.

-Hey zorra, ¿lista para tus golpes de hoy?

Habló una chica de cabello negro y tez blanca con perforaciones en varias partes de la cara y con el cuerpo cortado de tatuajes.

-Eh, en serio, no quiero problemas.

-Muy tarde. Cometiste un error y nosotras te lo haremos pagar.

Su grupo de amigas y ella se acercaban cada vez más a mí.

-¡Por favor, déjenme!

Me desperté toda sudada y con la respiración acelerada. Había tenido otra vez esa pesadilla donde estaba en la cárcel por el error que había cometido. Tales pesadillas habían sido tan repetidas que me había llegado a acostumbrar. Pero eso no quitaba el miedo al pensar en ellas.

Me levanté de la cama, tomé una ducha, me puse el uniforme adecuado para trabajar y encendí la televisión mientras desayunaba.

"El médico George Hamiltong ha sido arrestado luego de practicar la eutanasia en una paciente sin la autorización de ella ni de algún familiar responsable. Lo único que le queda ahora es disfrutar la cárcel gracias a su error..."

Apagué inmediatamente la televisión.

Mierda. ¿No les ha pasado que cuando hacen algo o quieren olvidar una cosa, TODO se los recuerda? Jódete destino, por jugar en nuestra contra.

Tomé el primer taxi que encontré y afortunadamente llegamos rápido al hospital.

-¿Pero qué tienes Hayley? ¡Estás terrible!- comentó Hanna.

-Gracias, eso es lo que toda mujer quiere escuchar de su amiga.- rodeé los ojos y comenzamos a reír.

Aunque no lo crean, Hanna y yo nos hemos unido más que nunca por lo de la bebé. Ella ha cambiado siendo buena persona ahora. Por lo que nos dimos cuenta de que concordamos en muchos gustos, haciéndonos así amigas.

-Hablo en serio Hay, ¿que tienes?

-No he dormido bien. Las pesadillas aumentan cada vez más.

Guardó silencio, lo que me sorprendió.

-¿Hanna? ¿Todo bien?

-Sí, es sólo que... Yo también he tenido ese tipo de pesadillas.

Asentí comprendiéndola. La verdad es que no ha sido el mejor tiempo para nosotras dos. La hemos pasado terrible.

-¿Qué podemos hacer para que deje de pasar esto? Ya no puedo más. ¡La culpa nos carcome!

Se quedó pensativa unos minutos. Y al final dijo esas tres palabras que desde hace tiempo había estado esperando escuchar. Las tres palabras que nos darían libertad, pero al mismo tiempo más problemas. Sólo que esta vez nos lo habíamos ganado.

-Tendremos que confesar.



Familia equivocadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora