1.25 "Ángel caído"

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Levemente abro los ojos y veo que estoy en una habitación de un hospital entubada

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Levemente abro los ojos y veo que estoy en una habitación de un hospital entubada. ¿Qué me había pasado? Me dolía mucho mi cabeza, todo gracias a ese... ¿sueño? Sí, sueño. Había sido muy confuso y se había sentido muy real. Tener esos dos ojos color azul grisáceo, esa voz tan familiar, simplemente la enfermera Hayley.

Poco a poco comencé a sentarme lentamente y moví mis manos, hasta que sentí algo en cada una de ellas cuando las intenté poner en puño. Miré la mano izquierda y noté que habíta un pequeño papel arrugado en él. Lo abrí y me sorprendió saber que no era un simple papel más, sino tenía algo escrito en él.

"Querida Chloe:

Me alegra saber que has despertado, así como espero mejores pronto. Te di unos medicamentos para que mejores, y no te preocupes, no te receté mal, con esto ya deberías estar mejor para hoy. Bueno, espero leas esta nota antes de que alguien más lo haga. También te dejo un collar con un dije para que siempre me recuerdes, ya que como he cometido un error que nadie me perdonará no tengo por qué regresar aquí a pagar las consecuencias.

Ah, y otra cosa más, espero me perdones algún día. No te pido más. Lo lamento, en serio. Nunca haría nada que te hiciera daño pequeña.

Con cariño, Hayley Johnson."

Miré mi mano derecha y efectivamente había un collar con un dije en forma de ala de ángel con muchos diamantes incrustados en él. Mi ángel que siempre me cuidará esté donde esté. Decidido, en cuanto mejore iré a buscarla, no importa qué la encontraré.

La puerta se abrió de pronto mostrando así a una enfermera de alta estatura, cuerpo delgado, cabello rojizo y ojos marrones. Oculté todo rápidamente antes de que alguien pudiera ver algo.

-Oh, Chloe, estás despierta.- se sorprendió de verme -En seguida le diré al doctor que venga.- y así como llegó se fue.

¿Por dónde comenzaría a buscar? ¿Su casa? ¿La policía? No, mala idea. Su casa parecía ser el mejor lugar y una gran idea, sino fuera porque no tenía la menor idea de dónde vivía.

***********************

El doctor llevaba alrededor de una hora revisándome y haciéndome estudios. Ya me estaba comenzando a aburrir hasta que me dio buenas noticias.

-Bien Chloe, al parecer ya no tienes nada mal, solo quedan algunas cicatrices pero nada grave. Así que creo que ya te podemos dar de alta.- me tendió la mano en saludo para poder retirarse.

-Me parece una gran idea, gracias doctor.- le estreché la mano. Se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la puerta, cuando de pronto se detuvo.

-Una cosa más antes.- se giró hacia mí -¿Estás lista para conocer a tus padres?-

-¿Mis padres?- tartamudeé sin poder creerlo, ¿de qué hablaba? ¿Estaban ellos aquí?

-Mientras tú estabas perdida, por decirlo así, los localizamos. Ahora ellos están aquí, preocupados por ti.- me explicó el doctor. ¿Preocupados? ¿Les importo? ¿Me quieren? ¿No me olvidaron? Era mucho por procesar en un solo rato. -Les diré que pasen.- sentenció luego de no recibir respuesta alguna de mi parte.

Ok, iba a conocer a mis padres luego de 17 años. ¿Estaba presentable? Pff, ¡Chloe por Dios! ¡Por supuesto que no! Estaba sucia y con una bata médica, bueno al menos ya no tenía nada de tubos por mi cuerpo. Aparte si ellos me querían no les importaría eso, ¿cierto?

De pronto una cabeza se asomó por la puerta, era un señor alto de ojos grises y rubio. ¡Mi papá!

-¿Se puede pasar?- preguntó. Yo solo me limité a asentir. Estaba muy nerviosa. En eso entra una señora detrás de él rubia de cabello corto lacio y ojos verdes. Casi me desmayo al ver que ¡era la señora del centro comercial! ¡Había tenido a mi madre en mi cara y no había sabido!

-¡Chloe, cielo!- exclamó ella mientras corría hacia mí con los brazos abiertos. Yo me paré de la cama tan rápido como el cansancio me dejó y la estreché en un fuerte abrazo. Mi padre no tardó tiempo en unírsenos a ese mágico momento. Fue un abrazo especial, de esos que te dan la certeza de que todo estará bien. No sé cuánto tiempo estuvimos así hasta que mi padre rompió el silencio.

-¡Cariño, no sabes cuánto te extrañamos!- se notaba que estaba muy feliz de verme.

-Nos alegra mucho que ya estés con nosotros, estos años fueron tan terribles a partir de la noticia, ¡afortunadamente estaban equivocados!- soltó mi madre a la vez que soltaba lágrimas de sus ojos.

Equivocados. Me resonó en la cabeza, padres equivocados, ¡la familia Carrington! ¿Cómo se encontraría mi otra madre?

-Los quiero mucho, nunca imaginé que me pasaría esto a mí. Me alegra mucho saber que ahora pasaremos el tiempo juntos, pero, ahora tengo algo que hacer.- me solté de su abrazo y comencé a caminar a la puerta. No me mal entiendan, quería estar con ellos pero ahora que sabía que eran mis padres tendríamos más tiempo para abrazos. En cambio con mi otra familia no tanto. Era momento de decir adiós.

Caminé hacia la sala de espera para preguntar con alguna enfermera por ellos cuando escuché un llanto seguido de unas palabras.

-Tranquila, todo estará bien Hanna.

¿Hanna? Ese nombre me sonaba. Giré en la equina y me encontré con la enfermera de ese día llorando junto con otras dos enfermeras.

-¡Chloe!- exclamó en sollozos. Vaya, me recordaba.

-¿Qué le pasa? ¿Por qué está así?- pregunté algo preocupada de verla tan así a una enfermera que se encontraba abrazándola en ese momento.

-Es Hayley...- susurró Hanna. -¡Ella se ha suicidado!- gritó y sentí como una punzada de dolor me llegaba al pecho. Ella, mi ángel, había decidido acabar con su vida, pero antes de todo se había ido a despedir de mí, se había acordado y me había elegido solo a mí. Pero ahora mi ángel ya no se encontraba más, había caído.


Familia equivocadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora