Una lagrima cayo por mi ojo cuando vi el restaurante donde veníamos con Zayn años atrás, esas tardes que pasábamos comiendo cupcakes o tomando malteadas de fresa para mí y caramelo para Zayn. Eran esos recuerdos en los que querías vivir para toda la eternidad porque siempre serás feliz.
Zayn tomo mi mano y acelero nuestro paso. Lo mire con una sonrisa y él tenía una igual a la mía, sabía que había recordado todo lo que habíamos pasado allí. La calle estaba bastante transitada al ser las doce del mediodía, había algunas personas también dentro del restaurante. Era más bien una cafetería inspirada en la decoración de los años 80', y me encantaba.
Adentro, todo estaba como hace seis años atrás. Las mesas pegadas contra la ventana y los asientos unidos por los respaldos. La barra con muestras de pastel de café o cupcakes. El dulce aroma llenaba el ambiente como lo recordaba y aquella mujer robusta con una falta de vuelo que le llegaba hasta la mitad de la pierna de color azul estaba tras el mostrador, regalándole una sonrisa a cada cliente que se acercaba a preguntar algo.
-Pasa. —Dijo suavemente Zayn a mi lado.
Lo mire por un segundo sonriente y entre con timidez. Mire cada uno de los asientos y el nuestro, el que siempre habíamos ocupado estaba libre, esperando ser llenado por nosotros. Sonreí aún más y me acerque a los sofás con timidez. Parecía una boba enamorada.
-¿Qué te parece? —Pregunto Zayn sentándose delante de mí.
-Zayn, esto es genial. —Le sonreí.- Me encanta.
-Me alegro. —Sonrió.
Mire hacia la ventana, observando a las personas que caminaban a un paso muy rápido para poder llegar a cualquier lugar donde se dirijan. Había bastantes empresarios, lo que me hizo recordar que este año terminaría el instituto y tendría que ir a la universidad, trabajar... No tendría tiempo para nada, ni para mi preciada cultura. El rap.
-¿En qué piensas? —Llamo mi atención Zayn.
-En que, mi adolescencia se está yendo a la mierda —lo mire-, este año será mi último año en el instituto.
-¿Enserio? —Asentí- Pero, quizás tu audición te salva y puedes vivir haciendo lo que te gusta.
Y entonces la pequeña luz que brillaba de vez en cuando en mi cabeza se encendió, madre mía, mi padre aun no me dijo cuándo seria mi audición.
-No tienes idea cuando es la audición, ¿Verdad? —Negué con la cabeza rápidamente.- ¡Envíale un mensaje a tu padre, que esperas!
Tome rápidamente el móvil para poder teclear las simples palabras necesarias a mi padre. Volví a dejarlo sobre la mesa a un lado y mire con una sonrisa a Zayn. Él también había tomado su celular y miraba la pantalla con el ceño fruncido, algo no iba bien.
-¿Todo en orden? —Puse mi mano sobre la de él.
Se sobresaltó un poco cuando sintió mi tacto, pero rápidamente se relajó y negó con la cabeza. Toco el pequeño botón de arriba del móvil para poner la pantalla en negro y dejarlo a un lado. Una mujer se acercó a nosotros con una pequeña libreta y una tierna sonrisa.
-Buen día, ¿Qué van a ordenar?
-Yo ordenare una malteada de caramelo y un trozo de pastel de café. —Ordeno Zayn con una sonrisa mirándome.
-Yo una malteada de fresa con un cupcake.
-En unos minutos estarán. —Nos sonrió y se alejó.
Abrí mi boca para poder hablar pero el móvil de Zayn comenzó a sonar. Me estire un poco para ver quién era la persona que molestaba en nuestra cita, pero antes de poder saber él lo tomo rápidamente tapando la pantalla con la palma de su mano.