Anika siempre ha tenido un mal presentimiento del pueblo en el que vive aunque durante muchos años no haya pasado nada sospechoso. De repente, un día como todos se da cuenta de que una joven de su edad se ha mudado a la casa de en frente, la antigua...
Annie sale disparada delante mío mientras yo intento empezar a desplazarme, pero no tardo mucho en coger su ritmo. Hace años que no toco una bicicleta. Me fijo en su pelo rizado lleno de tirabuzones que se mueve por causa del viento, como si de olas se tratara. Entonces empiezo a darle a los pedales para ir a su misma altura.
Una vez a su lado, giro la cara hacia mi derecha para verla. Noto como ella hace lo mismo. Establecemos contacto visual. Me fijo en su color de ojos que, por causa del sol, se ve genial. Son oscuros. Me recuerdan al color de la naturaleza, de la tierra, de las ramas de los árboles, de los ciervos que veo de vez en cuando cruzando las carreteras. Están adornados con unas pestañas largas y rizadas.
Unos cuantos quilómetros más tarde, Annie aprieta los frenos y reduce la velocidad. Sugiere hacer una pausa para poder tomar agua y recuperar fuerzas. -Además... me da ilusión ver despegar a la avioneta -Añade riendo.
Al escuchar eso, mi curiosidad causa que mis ojos busquen a la avioneta de la que habla y la veo preparándose para el vuelo no muy lejos de nosotras. Nos sentamos las dos en un banco de madera que está a un lado del camino y saca dos vasos de la mochila, los cuales separa y vierte agua en uno de ellos antes de entregármelo. Acepto el vaso con las dos manos y me lo llevo a la boca.
-¿Pintas? -Escucho mientras estoy distraída, concentrada en no atragantarme mientas bebo. -¿Perdón? -Respondo por causa de la pregunta súbita. Menciona las manchas de pintura que tengo en las manos. -De hecho, sí, es mi trabajo. Tengo una tienda online donde vendo mis cuadros, aunque últimamente no están teniendo éxito que digamos.
Annie me cuenta que le fascina la pintura y se interesa por la técnica que uso. -Hago pintura al óleo y también uso acuarelas y pintura acrílica de vez en cuando. -¿Puedo ver alguno? -Claro -Intentó disimular mi extrema emoción. Meto mi mano en el bolsillo del pantalón deportivo para sacar el móvil y buscar una foto.
6 de abril 18:55
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Me fijo en la expresión que muestra su cara para saber si le ha gustado. Está sonriendo y yo, inevitablemente, me río. Annie gira la cara y me mira. -¿Te ríes de mi? Le hago entender entre risas que no me río de ella, simplemente me hace feliz ver que le gusta. -Es precioso -Me asegura.
