4 - Anika

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Después de enseñarme la fotografía, apaga el móvil con el pulgar y lo vuelve a guardar.
De repente, empiezo a escuchar unos ruidos que llaman mi atención a la derecha; la avioneta.
-¡Mira! -Exclamo para que no se pierda el momento mientras la señalo con el dedo índice.
Segundos más tarde, la avioneta se alza del suelo y emprende un vuelo.
-¿No tienes sed? -Me pregunta.
La verdad es que sí, pero se me había olvidado totalmente lo que estaba haciendo. Tengo un vaso vacío en la mano izquierda y la botella de agua sujetada por la mano derecha. El sonido del agua vertiéndose en el vaso es lo único que se escucha por unos segundos. Me sirvo un vaso de agua y me lo tomo todo de golpe.

-¿Continuamos? -Pregunto y nos levantamos a la vez, como si nos lo hubiéramos comunicado por telepatía, y nos volvemos a montar en nuestras bicicletas.

Unos metros más adelante, giro la cabeza hacia atrás para mirarla y asegurarme de que está viniendo y le sonrío como manera de darnos ánimos para llegar a nuestro destino, que queda a unos cuantos quilómetros de aquí. No le he dicho hacia donde íbamos porque quería que permaneciera una sorpresa.

Mientras mis piernas y pies van solos, mi cabeza también, y empiezo a pensar. A pensar en lo feliz que estoy de haberla conocido.
Hasta hace unos días, lo único que sentía era una soledad inmensa acompañada de tristeza y otras emociones desagradables. Naum es un pueblo pequeño, muy pequeño de hecho. No es muy conocido y las únicas personas que viven en él son mayores de cincuenta años. No es muy común ver a gente joven como yo viviendo en él. Aún menos es ver a gente joven mudándose a vivir aquí. Me ha hecho muy feliz conocer a Lina. A una persona con quien puedo compartir cosas y a la que puedo explicarle mis aventuras y reírme con ella.
Estoy realmente feliz.

Creeping to youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora