19 - Anika

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La persona saca la cabeza por el pequeño trozo que ha conseguido abrir la puerta. Uso todas mis fuerzas para cerrar la puerta de nuevo, pero algo me lo impide. Su cabeza sigue encajada en ese hueco mientras sufre por la presión de la puerta contra su cráneo. Ahora puedo ver su cara. Llegado este punto,  ya no confío ni en mi misma. No se si es producto del cansancio o si estoy empezando a ver cosas, pero reconozco esa cara. Sé quién es. Abro la puerta de golpe, haciendo que caiga al suelo y que se clave el cuchillo que lleva en la mano justo debajo de la barbilla. Éste atraviesa su mandíbula y mantiene su boca abierta.
—¡Bruno! —Rápidamente me arrodillo a su lado para intentar ayudarlo, de la manera que sea, pero su sangre está saliendo a presión de su cabeza y rápidamente mancha mi ropa entera.
—Annie no te acerques a él. Por favor. Es el hombre que me ha estado a punto de ahogar con sus manos.
La realidad no tarda en golpearme. Es Bruno el que se ha metido en casa de Lina. El que la ha estado a punto de estrangular y el que la ha perseguido con un cuchillo en la mano.
Asco. Asco es lo que siento. Retiro mis manos de él y me limpio su sangre en mi sudadera.
Me levanto despacio, sin quitar los ojos de encima de su cuerpo. No puedo llorar, no puedo hablar, no puedo pensar.
Siento un brazo pasarme por encima de los hombros. Reacciono demasiado rápido y me aparto, pero vuelvo a acercarme al ver que no es mi padre, que es Lina.
Busco cobijo en su abrazo. Ya no tengo frío. Su pelo rubio queda teñido de color rojo. Me deshago en lagrimas entre sus brazos. Solo quiero llorar y seguir llorando. Ideas horribles pasan por mi cabeza. No puedo vivir después de haber visto todo esto. Aprieto el cuerpo esbelto de Lina mientras continúo llorando.
—Este no es Bru, no es el mejor amigo que conozco. No entiendo porque haría algo así —Intento que se me pueda entender a través de mi llanto.
Sus dedos apartan el pelo pegado por causa de las lagrimas de mi cara y me besa la frente.
Con lagrimas cayendo por sus mejillas y la cabeza llena de sangre me dice:
—Vas a estar bien, preciosa. Ya ha pasado todo.
Me sorprende lo capaz que es de guardar la calma en un momento como este, pero realmente me es de mucha ayuda.

Creeping to youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora