《Prólogo》

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—No te preocupes, no me iré para siempre, volveré

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No te preocupes, no me iré para siempre, volveré

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Un canto.

Entre la niebla lo único que se escuchaba era el movimiento tranquilo del mar y el canto de una niña de 12 años. Llevaba un vestido azul grisáceo, sus risos castaños los llevaba recogidos y sus manos estaban juntadas adelante de ella. Estaba en la cubierta de un barco, mirando fijamente el mar.

Un señor que se acercaba por detrás, estiro su mano izquierda hasta tocar el hombro de la niña, haciéndola saltar del susto.

—Silencio pequeña —dijo al tener la atención de la niña mientras miraba el mar —Hay piratas en estas aguas. No querrás que vengan a buscarnos.

—Señor Gibbs —un hombre más joven y con mejor aspecto se acercó, detrás de él otro más —Déjela —dijo con las manos detrás de su espalda.

—Su canto era sobre piratas —explicó señalándola y acercándose lentamente al recién llegado —Es de mal augurio cantar sobre piratas, sobre todo en esta niebla de ultratumba, recuerde mis palabras.

—Las recordaré bien —contesto mirándolo vagamente —Retírese.

—Sí, Teniente —este empezó a caminar —Traer mujeres a bordo también es mal augurio, no importa que sean niñas —finalizó hasta llegar a su puesto que no estaba muy lejos de ahí sacando una petaca para beber su contenido.

—Yo creo que sería interesante ver piratas —dijo la niña mirando al Teniente que estaba delante de ella.

—Yo no lo pienso así —mencionó sonriendo un poco por el comentario y poniéndose al lado de la niña —Son criaturas viles y disolutas. Me encargaré de que a cualquier hombre que use tatuaje pirata o navegue con bandera pirata le llegue su destino —volteo a verla de nuevo con una media sonrisa —Un nudo apretado y una caída rápida —mencionó refiriéndose a la horca.

La joven miró como el señor Gibbs ponía una soga en su cuello, levantándola un poco, asustada, miro al Teniente.

—Teniente Norrington, aprecio su fervor, pero verá, me inquieto por el efecto que el tema pueda producir en mi hija —hablo por primera vez el hombre que había llegado junto al Teniente.

—Mis disculpas Gobernador Swann —se dio la media vuelta y procedió a retirarse del lugar, dejando a padre e hija solos.

—Creo que el tema es fascinante —hablo de nuevo la niña, esta vez, dirigiéndose a su padre.

𝐀 𝐓𝐔 𝐋𝐀𝐃𝐎│Jack SparrowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora