Jack x lectora | ❝Mi Perla es tu Perla❞
Nada existe por azar, al igual que nada se crea de la nada. Todo tiene una causa, y si tiene una causa estaba predestinado a existir desde el momento en que la causa surgió. Debido a que la inmensa cantidad de...
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—Creo que lo dejaremos en otra ocasión, amor.
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8 años después.
Un toque en la puerta fue suficiente para despertar.
—________, ¿Sigues durmiendo? —abrí los ojos de manera perezosa, lleve una mano a mi rostro limpiando las lágrimas que se me habían salido —¿________?
—¡Claro padre! ¡Estoy despierta desde hace media hora! —mentí.
—Entonces... no importa que ingrese ahora, ¿Verdad? —se escuchó como la manija de la puerta era girada, abrí los ojos y me pare rápidamente.
—¡No! —alcancé a decir cuando la puerta se estaba abriendo lentamente, oí la risa de mi padre detrás y volvió a cerrarla, busque con la mirada mi bata encontrándola en el sillón que estaba al frente de mi cama, la agarre y me la puse rápidamente —Ya puedes entrar padre.
—¿Hace media hora? —dijo mi padre entrando con una sonrisa divertida, sonreí un poco apenada, siempre se burlaba por las mentiras que decía.
Se acercó con una sonrisa y una caja en sus manos que no había notado hasta ahora, al verme bien su mirada cambio a una preocupada.
—Cariño, ¿Estás bien? —fruncí el ceño, confundida —Tus ojos están rojos, ¿Lloraste?
Suspire, era obvio que se daría cuenta, hice una mueca y baje la mirada.
—Volví a soñar con la muerte de Joseph —confesé.
Mi hermano había muerto hace 1 años, ¿Cómo?, le habían disparado.
—________ —mi padre dejo la caja blanca que traía en la cama y se acercó para abrazarme —Sé lo mucho que lo querías-
—Quiero —corregí.
—Perdón, sé lo mucho que lo quieres, yo también lo hago y en ocasiones sufro por su muerte —se separó y poso sus dos manos en mis mejillas —Pero... debemos superarlo —beso mi frente —Juntos.
Asentí para tranquilizarlo, pero aún tenía planeado buscar quien lo mato.
—Cambiando de tema —mi padre agarro de nuevo la caja y me lo mostró —Mira lo que te traje —sonreí al abrirla, era un hermoso vestido celeste con perlas blancas al rededor del escote, escuche como mi padre llamaba a alguien —Ayúdela —se dirigió a la sirvienta.
—Está hermoso padre —caminé detrás del cambiador para probármelo, la sirvienta vino conmigo para ayudarme.
—Por cierto... quiero que lo uses para la ceremonia de hoy.
