Jack x lectora | ❝Mi Perla es tu Perla❞
Nada existe por azar, al igual que nada se crea de la nada. Todo tiene una causa, y si tiene una causa estaba predestinado a existir desde el momento en que la causa surgió. Debido a que la inmensa cantidad de...
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—Ese "Tenemos que hablar" no me gusta mucho.
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6 meses después.
Subí por las escaleras con un par de botellas de ron en las manos rumbo al camarote de Jack y mío, me fastidiaba no poder tomar ni una gota de ron por mi condición, pero tenía que cuidarme.
—No se nota, pero el ron se agota —fue lo primero que escuché de Jack al abrir la puerta.
—Lo sé, por eso te traje más —dije y Jack me miro, sonrió y se levantó acercándose a mí.
—Gracias —asentí y le entregué el par de botellas —¿Por esto querías salir?
—Sí, estabas tan concentrado en tus mapas mientras bebías que supuse que se iba a terminar —caminé a la cama sentándome en la orilla.
—Pude haberlo traído yo amor —dejo una botella en la mesa y la otra la empezó a beber mientras se acercaba a mí —Sabes que no me gusta que hagas mucho esfuerzo.
—Jack —suspiré.
Estaba cansada de que me trate así. Al inicio me gustaba, pero con el tiempo molesta.
—No me digas nada encanto —negó —No quiero que te lastimes, es todo.
—Jack —bufe —Estoy embarazada no discapacitada —negué y me eche en la cama —En todo caso —lo señale —Tú tienes la culpa por embarazarme —soltó una carcajada y se subió encima de mí sin aplastarme.
—Pero bien que lo disfrutaste.
—Entonces ¿Quieres que me declare culpable?
—Yo no lo dije, pero gracias —sonrió —El veredicto dice que se declara culpable, así que me veo en la obligación de proceder a decirle cuál es su sentencia —sonreí divertida —Por el crimen cometido de haberme enamorado perdidamente y dejarme a su merced es ser culpable, así que te condeno a que me ames por el resto de tu vida —rozo nuestros labios —No se olvide que esta sentencia no puede ser redimida.
—¿Es todo? —pregunté enrollando mis brazos en su cuello.
—Es todo ¿Alguna objeción?
—No, mi vida y amor ya está a su merced Capitán Jack Sparrow —sonrió bobamente.
—Es hora de sellar la sentencia ¿No crees?
—Se me ocurre algo —susurré y cerré la distancia besándolo.
Lo amaba, de verdad lo amaba. Si me hubieran dicho hace años que uniría mi vida con un pirata, que me casaría y tendría hijos con dicho pirata lo hubiera tachado de loco o loca. ¿Me arrepentía?
