CAPÍTULO II.

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CUANDO TODO SEA DISTINTO VOLVEREMOS A HABLAR.

El doctor decía que ya eran seis meses, que Michelle tenía cada vez menos esperanzas pero él no, aunque tampoco podría interferir si deseaban desconectarlo ya que esa mujer era la única que se encargaba de él.

Al menos hasta ese día en que tuvo otra visita, no solo sorprendió al personal del hospital, que conocían bien la presencia de Volkov y sabían que era un hombre casi olvidado, el propio Volkov no cabía en sí.

—Volkov, ¿me oyes? —Aquella voz la reconocería incluso en el mismísimo infierno—, me han dicho que es probable que sí.

Hubo silencio, intentó con todas sus ganas abrir los ojos, moverse, despertar para gritarle unas cuantas cosas, llorar otras y principalmente exigir una explicación a pesar de que ya se había mentalizado que no se debían nada. Horacio volvió a hablar:

—No era capaz de cruzar la puerta pero estuve cada día ahí fuera, lamento lo que ocurrió, igual sé que no importa lo que diga, solo espero que pronto abras los ojos.

Y con eso finalizó el encuentro, una semana después Volkov al fin despertó del coma pero Horacio no apareció de nuevo, ni los días siguientes antes de darlo de alta. Quien estuvo ahí fue Michelle.

—No te alteres, Volkov —le ordenó ella al ver que comenzaba a invadirla de preguntas.

—¡Estuve seis meses con esto! —No recordaba nada de lo que había pasado en esos seis meses, es como si naciera de nuevo, solo que tenía presentes sus memorias antes de la catástrofe—, merezco saber lo que ha pasado.

—Que te han dado un tiro, Volkov, estabas en un coma indefinido. Ahora has despertado —Hizo una pausa—. No creo que sea buena idea que vuelvas a tu puesto.

—¿Entonces no podré regresar al cuerpo policial?

Michelle hizo una mueca.

—Las cosas ahí han cambiado, pero en el CNI aún estás apuntado.

—¿Dónde está Conway?

—Él ha ido tras un objetivo en otro continente, estará un gran tiempo fuera, Freddy se marchó, por si también querías saberlo.

—¿Y Horacio? —preguntó dubitativo.

—También se ha esfumado —se limitó a decir—, su problemático amigo está sometido a tratamientos y lleva bastante tiempo en terapias.

—Puto payaso —susurró pensado en Gustabo.

—Es un agente del FBI.

Volkov se giró de inmediato a verla esperando que continuara dando explicaciones más claras, que agregara algo, evidentemente no ocurrió, eso fue lo último que supo de Horacio porque después no tuvo tiempo ni para sí mismo.

Ya no exploraba sus emociones y se odiaba luego, ahora había vuelto al trabajo gracias a Michelle y tenía un cargo alto, el cual le mantenía ocupado y fuera de la isla constantemente.

Horacio por su parte estaba entrenando en aquel puesto forzado que le dieron en el FBI. Claramente estaba harto y con ganas de mandar todo a la mierda.

Ambos seguían fielmente las órdenes, ya sea por una u otra cosa, Horacio sin duda sabía que Volkov despertó y andaba de aquí para allá haciendo caso al CNI, el nuevo Conway, se solía decir a sí mismo.

Luego pensaba que él tampoco era del todo libre y decidía buscarlo, no había una razón en específico y tampoco necesitaba una, demonios, ¿por qué debía justificar cada una de sus acciones?

Aquel día visitó la comisaría y se llevó la desagradable y afortunada noticia de que no se encontraba ahí el jefe de policía, es decir, Volkov. El oficial que le informó también le concedió según una cita, pero Horacio no pensaba acudir nuevamente. Aceptó y se marchó de ahí.

Seguían siendo los mismos por más que se negaran internamente a creerlo, Volkov estaba tan solo que le tenía miedo a vida. Y Horacio igual se sentía medroso a ceder al amor y tener una caída inevitable otra vez.

Fue hasta un mes después que se encontraron, Horacio iba al hospital por una herida de bala y Volkov llevaba a un compañero que se desangraba. Cruzaron la mirada efímeros segundos que se sintieron correr rápidamente entre sus manos luego de reconocerse, como si el mundo no los quisiese juntos y adelantara el tiempo sin ninguna misericordia.

Apenas y pudo decir su nombre en su mente cuando ya lo estaban metiendo al quirofano. Quizás no estaban preparados para un reencuentro.

Antes y después de ti. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora