MIS GANAS DE VOLAR SE CONVIERTEN EN MIEDO.
-Así es como supe todo esto -asegura la mujer dispuesta a continuar su discurso.
En cambio, Horacio suspiró y se alejó con pasos largos y ya que estuvo fuera del campo visual de Viktor y Maia fue cuando echó a correr intentando tragar el nudo en la garganta y con la vista borrosa por las lágrimas acumuladas que no querían resbalar.
No entendía esa manera de girar que tenía el mundo, que en cada una de sus vueltas le dañaba irremediablemente. Porque aunque Volkov se disculpara infinidad de veces, la grieta se quedaba.
El agente miró con odio a Maia, dio un paso a ella dispuesto a hacer su propia justicia.
-Eh, eh -Levantó la mano-, cuida lo que haces. Recuerda lo que podrías perder.
¡Pero si ya lo estoy perdiendo!, se dijo, y frustrado apretó las manos mientras sus dientes rechinaban. Se dio vuelta y a grandes zancadas prefirió huir de ahí, al fin y al cabo no era la primera vez que dejaba ir a Horacio.
Aun así no importa cuánto escaparan el uno del otro, vivían en el mismo lugar y hasta se hospedaba en las mentes de ambos, era como una maldición para ya no separarse. Entonces ese día en la noche ambos se miraban sentados a cada extremo del sofá.
-Cenaste con ella -susurró dolido-, a pesar de que te dije qué tipo de persona es.
-Joder, lo siento -repitió Volkov como tantas veces-, pero te juro que mi intención nunca fue este malentendido.
-Es que por ningún lado eso era buena idea. ¿Qué se han dicho?
-Absolutamente nada. No creas lo que dice, ninguna de esas palabras tienen valor porque...
-Ya -interrumpió Horacio-, solo dime una cosa, ¿verdad que no estás aquí por el puesto de trabajo?
-Es verdad, Horacio.
-¿Ni por el salario?
-Ni por eso.
-¿Tampoco para aprovecharte de mí?
-Vamos a ver, Horacio -Volkov giró a verlo y se acercó un poco, al menos eso sí tenía claro-: estoy aquí por ti, sí, pero porque me preocupa tu situación emocional, me pediste ayuda para una investigación que raya lo personal, por eso estoy aquí. Lo siento si no he sido claro.
Sonrió por el inmenso monólogo que amenaza con formarse si no le paraba de una vez. Así que se levantó de golpe, miró a Volkov y le extendió la mano:
-Entonces seamos el mejor equipo del jodido FBI. ¿Hecho?
Volkov miró su mano durante unos segundos, inseguro de lo que estaba por hacer, aunque se lo debía, así que con esa idea le tomó la mano.
-Hecho.
Desde ese día todo debía ir mejor, iban a confiar uno en el otro, a apoyarse, algo que harían como buenos camaradas, según la mente revuelta de Viktor.
Entonces tenía una rivalidad incesante con Maia, se convirtió en un respondón y de no ser por Horacio, ya estaría de vuelta al CNI, aunque también era bueno en lo que hacía, después de todo era lo de siempre.
Aquellos operativos y el tiempo conviviendo le cambiaban la perspectiva a Volkov, que si bien había tardado su merecido tiempo en permitirse abrir el corazón, también había un buen recibimiento a las nuevas sensaciones.
Como el día en que patrullando, Horacio tomó su mano, y Volkov no dijo ni pío. Solo sonrió hasta que su mano fue liberada, fueron ligeros segundos antes de llegar a una ubicación marcada, pero fue significativo.
En ese tiempo, la insoportable Maia no se había aparecido en la sede, est mantenía una atmósfera de armonía y al menos no había tensión como antes.
Las cosas iban cambiando lentamente.
Viktor sentía miedo aún, lo recalcaba cada noche que se acostaba y miraba el techo sin poder dormir, no le había dicho a Horacio que las pesadillas se mantenían, y es que cómo se libera uno de sí mismo.
Quería hacer muchas cosas y hablar otras tantas, todo lo que había callado a Horacio lo quería gritar, sin embargo, el mismo nudo que alguna vez le impidió confesar su miedo, ahora repetía el ciclo con sus inseguridades.
Cambiar es aterrador. Y en el nocturno ambiente de Los Santos lo es más.
Por otro lado, Horacio estaba emocionado, hasta el mínimo cambio en el ruso le hacia ver el día más positivo, no era mucho de pensar en las desventajas, intentaba evitarlo porque antes al dejarse llevar, terminó en una gran depresión de la que al terapeuta le costó sacarlo.
Entonces se fijaba en lo bueno, Volkov en lo malo. Y el miedo era de ambos.
El inició no fue bueno, Horacio iba a destiempo la mayoría de las veces y Volkov no era capaz de enfrentarse a las emociones, por eso las había guardado bien vigiladas, y que Horacio burlara aquella seguridad había sido un desequilibrio total.
Ahora con esto del reencuentro y los horizontes expandidos esperaban cambiar la historia.
ESTÁS LEYENDO
Antes y después de ti.
FanfictionDurante el tiempo que se encontraba inconciente, Volkov hace recuento de su vida, al despertar del coma y hallarse a Horacio, que no era más que un compañero del trabajo, siente en el pecho un cambio que ni siquiera puede identificar porque debe mar...