21.

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Alessio.

—Estas bien así o necesitas la otra almohada?— me preguntó tras acomodarme en casi todo.

—No me ocurrió absolutamente nada, estoy bien, solo tengo esa herida en la frente y más nada. No te preocupes tanto—

Ella y Virginia me habían enloquecido tras llegar del hospital. No se imaginan el susto que también me llevé cuando perdí el control del auto y no sabia que podría suceder.

Desperté en el hospital dándole gracias a Dios de estar vivo. Me pasaron tantas cosas por la cabeza.

—Siento mucha culpa— me susurró casimente inaudible.

Ella estaba sentada en el borde de la cama a mi lado.

—Quien siente culpa soy yo. — Antes de que me sucediera el accidente la veia injusta. Como que estaba haciendo las cosas mal. Como si la equivocada era ella, siendo yo mismo.

—Debo de aprender que si me muero mis empresas seguiran funcionando sin ningun problema, ya que el mando lo tomará alguien más de inmediato. Eso es lo que más rápida aparece, quien la dirija...— hice una pausa para pensar lo que diría, que en realidad si tenia mucho por decir.

—Me enloquecí en ese momento y salí corriendo en pocas palabras por solucionar algo que no pude del todo. Fallé a nuestra primera tarde de picnic. Me comporté como un ambicioso y un esclavo del trabajo.

Debemos aprender que todo tiene su momento. Debo aprender a soltar, a despejarme.

Siempre me parece monstruoso que alguien te quite lo tuyo. Sentí impotencia cuando me enteré del robo. Tenga mucho dinero u no, no puedo dejar que me roben. — Dije mientras la miraba prestarme atención.

Sus palabras no salían de mi cabeza en gran parte.

<<Mientras más dinero tienen, más quieren. Que tan grande pudo haber sido esa pérdida que se necesite de ti tan urgente? No tienes a nadie que te sustituya? No puedes retirarte ni siquiera tres días en paz porque se acaba el mundo?>>

Debí quedarme a esperarte tal vez. De esa manera nuestra luna de miel no se hubiera arruinado— pensó en voz alta.

Recordé otras palabras que me dijo con dolor, que realmente me marcaron.

<<Cuando las parejas están de luna de miel no dejan a la novia por irse a trabajar. Es un descanso, tiempo de disfrutar con tu amada. Pero ya, perdóname tu a mi, a veces se me olvida que este matrimonio podría no contar como uno real>>

No, en realidad no era lo correcto que te quedaras sola en medio de esa montaña en la cabaña. Tal vez si podías ir, así resolvíamos el inconveniente juntos en la oficina principal, pero estabas en todo tu derecho de no querer. Lo que no debiste fue por el enojo herirme como un desgraciado diciendome que se te olvidaba que nuestro matrimonio no cuenta del todo como uno real.

Para mi siempre lo ha sido, desde el primer día que nos casamos sea por la circunstancia que sea, eres mi esposa. Y me dolió bastante escuchar eso de la mujer con la que habia pasado una noche fantástica y pensaba que ya estaba enamorando— me desahogué.

No que los problemas se resuelven hablando?

—Era nuestra luna de miel. Exactamente, un momento en el que me estabas enamorando. Te iba a cocinar, ibamos a un picnic, hariamos cosas juntos nunca antes imaginadas. Yo no me vi nunca contigo como esos días en la cabaña. Me tenias en tus manos y simplemente me bajaste y me dejaste a medias en una esquina para ir a atender un problema en tu empresa.

Yo considero que no debiste ir tu porque para todo debe de haber un plan b. Tu debes de tener a alguien que ante tu ausencia te suplante.

Si hubiera sido algo trágico, un amigo, un familiar; las cosas hubieran sido distintas y ahí si incluso te acompaño. Pero en lo laboral? Aprende a separar tus días y tus horas para estar conmigo, de lo contrario nunca construiremos ningún vínculo porque mi esposo es un trabajador compulsivo. — no podia quedarse sin al parecer decir esas palabras. Y no me sorprendía, ella estaba en toda su razón.

—Y te pido disculpas, no fue la manera de hablarte; de pedirte que te quedaras. Te falté y lo siento. Me cegué por la rabia, de verdad no queria que te fueras de mi lado— con su mirada fija en mi, me tocó el corazón.

—Yo me aferré a ti de gran manera, tanto que cuando me anunciaste de tu partida, casi me baja la presión. Me hice un mundo en mi cabeza de las cosas que hariamos en el parque, de que conversacion te instalaria, que ropa me pondria para llamar tu atención... tenia miedo de que no me quedara el almuerzo súper rico. Es decir, ansiaba pasar la tarde contigo, con toda mi alma, Alessio—

Cuanto esperé por tener aunque sea la atención de ella?

No pude evitar tomar su rostro entre mis manos y acariciar sus mejillas mientras la miraba a los ojos, totalmente debilitado ante el placer de escuchar lo que había ansiado.

—Soy consciente, soy consciente de que cometí una estupidez, podemos volver a planear el picnic? Estoy enloquecido por ti, me encantas, moria por sentirte y no quiero que lo nuestro se sienta frio otra vez — Le susurré contra sus labios.

—Para mi desde que llegaste para quedarte las cosas nunca se han sentido frias. Siempre me calentabas con tus provocaciones a medias—mencionó traviesa.

—A medias dices?— reí. Ella me sacaba un sin número de carcajadas que me rejuvenecían el alma.

—Pues claro. Hablabas mucho y nada de tocar— me dejó un casto beso sobre los labios.

Y ya les había comentado que era pura candela? Calladita pero malvada.

—No puede ser que me estés diciendo esto. No quería faltarte el respeto. A ver! Me odiabas— dije con algarabía.

La miré reír hermosamente. Era quisquillosa, tremenda como una nena de cinco.

—Que bueno que no morí. No sabes cuanto disfruto verte reír— besé la punta de su nariz.

Su rostro volvió a entristecerse. De seguro recordando lo mal que la pasó cuando le dieron la noticia.

—Y por supuesto, amo verte sonrojada cuando soy yo quien te pongo a botar fuego a través de los poros. Ocultas eso tan mal... no sabes fingir ni un poco, mi vida—

Ella cruzó los brazos por mi cuello y asintió mirándome a los ojos.

—Yo soy la que le agradezco a Dios porque nada te sucediera. Tengo muchas ganas de retomar el tiempo que hemos perdido. No sabes lo feliz que me siento porque estás conmigo, Alessio— recostó su cabeza en mi hombro.

Le abracé fuerte, con sentimientos.

—Vamos a recuperar todo el tiempo que no hemos aprovechado. No me importa nada más que tú en estos momentos. A la mierda el puesto, la cadena empresarial, el dinero y todo lo que me impida dedicarte mis días por completo — besé su cabeza.

Saben lo que es tocar la muerte con la punta de los dedos? Yo si sé, y les puedo decir que disfruten su dia al máximo y hagan todo eso que no se atreven por miedo, por el que dirá los demás o por si a papá y a mamá no les va a gustar.

—No quiero que nuestras vidas se basen solo en nosotros, tu tienes que continuar con el mando de todas tus empresas y yo encontrar empleo. Simplemente que en nuestros días siempre estemos incluidos dándonos el amor que merecemos. — cuando me hablaba así era imposible no querer comérmela completita. Tenia una voz y una mirada tan tierna.

—Nada me impedirá estar contigo siempre que lo quiera. Podré estar en medio de una reunión importantísima, y si me antojo de besarte mientras descansas desnuda sobre mis brazos, me voy a poner de pie, saldré de la oficina y correré a casa. — le hablaba enserio.

Un rico beso nos dimos ella y yo sellando nuestro momento romántico. Me la iba a coger si me dejaba. Así como ansío recuperar todo el tiempo perdido, deseo hacerle el amor por dos. Ha sido un año totalmente difícil.

—Cuéntame la verdad, dime por qué nos casamos? Quien me quería hacer daño? Por que no podías estar cerca de mi? Necesito que ya me digas la verdad, es lo único que nos falta — me pidió.

—Esta bien, te diré la verdad—

El hombre que no quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora