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La planificación de una boda, había sido lo más complicado, Kazu se molestaba un poco cuando pagaba la mayoría de las cosas, decía que el debía hacerlo, pero papá también pago una parte, miraba la lista de invitados, eran los chicos de la Toman, los del trabajo, unos conocidos, parecían no ser muchos, pero al parecer me equivoqué.

Con Emma arrastrándome todo el día por Japón, habíamos conseguido el vestido adecuado, nada extravagante, uno sencillo, pero bonito, con un velo largo, Emma junto a Draken serían mis padrinos, y Hina con Take los de Kazu, Mana sería quien votaría las flores, Luna la que lleve los anillos, Kenia la dama de amor, y Senju con Yuzuha las damas, estábamos bien así.

— ¿Acepta a Kazutora Hanemiya, para amarlo y respetarlo, en la salud y en la enfermedad, en la pobreza y en la riqueza, hasta que la muerte los separé? – miraba a Kazu, se veía muy guapo.

— Acepto.

— ¿Acepta a Laila Yoshi, para amarla y respetarla, en la salud y en la enfermedad, en la pobreza y en la riqueza, hasta que la muerte los separé?

— Acepto.

— Si no hay nadie quien interrumpa está boda, los declaro marido y mujer, puede besar a la novia – Kazu tomo mis mejillas para besarme, escuchábamos los aplausos de los presentes.

Había sido una boda genial, ambos nos queríamos a nuestra manera, pero lo hacíamos, había lanzado el ramo, y cayo en Emma, Draken se veía sonrojado, todos les deseaba sus buenos deseos.

La ceremonia y el salón la habíamos hecho en un lugar a parte, cuando todo terminó, algunos llorando y otros confesándose, volvíamos a nuestra casa, mis padres habían ido al departamento, apenas entramos, hubo besos, besos de diferentes maneras, besos dulces, suaves, pero a la final, un beso de deseo era lo único que había en esa habitación.

Decir que Kazu es bueno en la cama era poco, había sido la mejor noche, y estaba encantada.

Apenas me desperté, noté que no estaba, pero si había un olor que hizo que me abriera el apetito, teníamos muchas cosas que ver, apenas me vestí mi ropa interior y me puse la camisa de Kazu, hoy no habría visitas hasta la tarde, asiqué estábamos bien, ver a Kazu sin camisa y con un delantal cocinando, era la envidia de muchas, pero la suerte de pocas, me acerqué para abrazarlo por detrás.

— Buenos días.

— Despertaste temprano.

— Mas o menos, Baji llamó a preguntar muchas cosas que no le interesan.

— Supongo que vendrá, esperemos que no se acostumbre, sino terminará nuestra alacena.

— Con Chifuyu cuidándolo lo dudo, pero, por si acaso, preparé un poco.

— Se ve bien, pondré la mesa – apenas me di vuelta sentí sus manos en mi cintura – Kazu...

— Te queda bien, te vez bonita.

— No digas eso, así como si nada – lo cierto era que, Kazu olía a peligro por todos lados.

— Ya veremos que hacer después de que Baji se vaya.

— ¡No seas morboso Kazutora! – la voz de Baji me hizo asustar para luego ponerme detrás de Kazu, Baji tenía una sonrisa socarrona – no diré nada, pero...

— Dijiste que no ibas a decir nada, asiqué ¡cállate!

— No seas así enana, vine a verlos – se acercó a Kazu para apartarlo de mí – dime, enana, ¿qué tal es Kazutora en la cama?

— ¡Baji! – lo golpee en la cabeza haciendo que se aleje – no preguntes esas cosas, iré a cambiarme.

— Kazutora desea ser el que te cambié de ropa – lancé la pantufla a su cara, mi cara no puede estar más roja - ¡grosera!

Ojos Dulces - Kazutora HanemiyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora