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— Como sea, vámonos, debemos ir con los demás – mi hermano se veía un poco molesto, pero por ser hoy, lo dejaría pasar, esta vez el camino se vino conmigo, cuando llegamos Chifuyu nos esperaba - ¡Chifuyu! Ya llegamos.

— Ya era hora, Mikey acaba de llamar, dice que se reunirán todos allá.

— Oh, ya veo, suena bien. Vamos Baji, Chifuyu, el que llegué ultimo paga el próximo yakisoba – entré corriendo al edificio mientras preparaba mentalmente el yukata que me pondría, sería divertido, cuando iba a salir, mi hermano estaba en la puerta – permiso.

— ¿Enserio Laila? ¿Un criminal?

— No es un criminal, no sabes lo que sucedió, asique cállate, no arruines mi vida – en cierta parte era molesto.

— Como sea, sólo diré que no me agrada.

— A ti nadie te agrada, mamá estaba encantada de saber que conocí a alguien, papá es papá, le gusta todo.

— ¿Ellos lo sabían?

— Ellos siempre se enterarán primero.

— Pero soy tu hermano.

— Pues no lo pareces, asique largo, quiero yakisoba gratis, y tu obstruyes mi meta – mamá salió y le pegó con la chancla por no dejarme salir, avisó que nos veríamos allá, aunque papá quería ir conmigo, asiqué decidí esperarlos, a fin de cuenta ya había llegado ultima – mañana, desayunaremos yakisoba, si no están listos a las 9, no les daré.

— Eres la mejor Laila.

— Trataremos de no comer mucho.

— Es casi igual que pedirles que no respiren, ustedes viven del yakisoba.

— Tu igual.

— Como sea, esperaremos a papá, si le agrada la idea, podremos hacer una carrera, sino, bueno, qué más da – no esperamos mucho, mi hermano llegaba furioso, de seguro mamá lo regaño, igual que ha papá, aunque me han dejado sola, saben de mis logros, y de las personas que son cercanas a mí, papá se veía entusiasmado, asique, fuimos tranquilamente, mientras mamá también quiso aventurarse, ella se subió con Chifuyu, y mi hermano con Baji, aunque no le agradaba la idea, no le quedaba de otra – bien, vamos antes de que el estacionamiento se llene.

— Sin trampas Laila.

— Tu eres el tramposo Baji, ¿verdad Chifuyu?

— Sin comentarios – reí un poco, avanzamos con cuidado, las calles estaban llenas, a fin de cuentas, no quedaba muy lejos, cuando llegamos, la mano de Emma me saludaba.

— ¡Emma! – nos estacionamos y comenzamos nuestro camino, todo fue genial, papá conversaba con Mikey, y mamá con Emma y Hina, por otro lado, yo tenía a las hermanas Mitsuya pegadas a mí, era genial todo esto, al final, saltamos, fue divertido – vamos, Kenia, por favor – Kenia tenía un rico helado, pero se le derretía y a mi se me derretía la boca.

— No, fuera gérmenes.

— Kenia, eso fue cruel.

— Lose, ¿Qué tal te fue?

— El jefe me adora.

— Sucia.

— Tú eres la sucia – era divertido estar con ella.

Las fiestas pasaron, y mis padres emprendieron su viaje nuevamente, me impresionaba que tantos meses de viaje, no hayan logrado conocer el mundo entero, mi hermano se iría en unos días más, típico de él, pero no me importaba.

Ojos Dulces - Kazutora HanemiyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora