𝐟𝐢𝐟𝐭𝐞𝐞𝐧

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Los chicos vieron al cyborg junto con Morph preparando un bote para irse del lugar. Jim le dió una mirada preocupada a Leah, que miraba la escena con tristeza. Si él se iba la más afectada sería ella, después de todo, él la crió y cuidó durante diez años, le había llevado a través del universo y le había enseñado a sobrevivir en lo caótico del mundo. Jim colocó una mano en su hombro dándole apoyo y caminó hacia Silver.

– Nunca te rindes ¿Verdad? – Le dijo, llamando su atención. Silver soltó una risa.

– Ah, ¡Jimbo! Sólo quería asegurarme de que nuestro último bote estaba sano y salvo. – Silver pretendió hacer un nudo para asegurar el bote y miró al castaño esperando que lo creyera, hasta que él se acercó y miró el nudo.

– Bueno... – Jim tomó la cuerda e hizo un buen nudo, recibiendo una sonrisa orgullosa de parte de Silver. – Eso debería aguantar.

– Te enseñé demasiado bien... – Silver se levantó y miró a Leah acercándose a donde estaban ambos, luego su expresión cambió a una triste. – Les enseñé demasiado bien.

– ¿Vas a irte? – Preguntó Leah, sabiendo la respuesta pero esperando a que el cyborg cambiara de opinión, no conocía una vida sin Silver, sin su segundo padre.

– Preferimos evitar la cárcel... El pequeño Morphy es un espíritu libre – Morph dió un par de vueltas alegre alrededor de Silver hasta que él lo encerró en su mano mecánica, simulando una jaula. – Le rompería el corazón estar enjaulado.

Silver acarició a la criaturita y Leah frunció el ceño ante la excusa que le acababa de dar. Tanto ella como Jim lo miraba tristes, no querían separarse de Silver, pero si iba a la cárcel estaban seguros de no volverlo a ver más nunca.

Jim esbozó una pequeña sonrisa y bajó la palanca que abría la escotilla, para luego desarmar el nudo que acababa de hacer. Silver miró feliz al chico al ver que comprendía sus razones.

En cambio Leah mantenía la mirada en el cielo que se asomaba debajo del barco, aguantando la respiración para no dejar caer las lágrimas que le nublaban la vista. Al verla, Silver colocó una mano en su hombro con una sonrisa.

– ¿Qué les parece zarpar con nosotros, chicos? Ustedes y yo, Hawkins, Khane y Silver. Engreídos y sin obligaciones – Morph se había transformado en un sombrero de pirata y se posó en la cabeza de Jim. Por su parte, Leah ya no se esforzaba en disimular sus lágrimas, un par de ellas ahora caían por sus mejillas.

– ¿Sabes? – Jim tomó a Morph en sus manos y le hizo cosquillas, haciendo que volviera a su forma. – Cuando subí a este barco... Hubiera aceptado esa oferta de inmediato.

Leah miró a Jim mientras acariciaba a Morph hasta que lo dejó ir, luego él miró por un momento a la azabache y giró hasta el espacio que les mostraba la escotilla.

– Pero conocí a un viejo cyborg y me enseñó que podía trazar mi propio camino. – Silver sonrió con sus palabras y Jim regresó la mirada a Leah, dándole una sonrisa. – Y a una adorable Meryn que me enseñó a disfrutar todos los momentos como si fueran los últimos de mi vida.

Leah sonrió y con el movimiento de sus mejillas más lágrimas cayeron de sus ojos, bajó la mirada y se apresuró a limpiarlas, mientras que la expresión de Jim cambiaba a una triste.

– Es lo que voy a hacer. – Finalizó el castaño, rodeando a Leah con un brazo sin despegar la mirada del espacio. Silver se acercó un poco a él.

– ¿Y qué ves para ese amigo cyborg tuyo? – Jim regresó la mirada a Silver con una sonrisa.

– Un futuro. – El mayor rió.

– Vaya, mírate. Brillas cómo un fuego solar. Eres algo especial, Jim, vas a sacudir estrellas, estoy seguro. – Los ojos de Jim se llenaron de lágrimas y el cyborg le abrió los brazos, recibiéndolo en un abrazo. Leah miraba la escena con una sonrisa, en su vida le había dado muchos abrazos al hombre, podía esperar su turno.

ᴍʏ ᴏɴᴇ ᴀɴᴅ ᴏɴʟʏ - ᴊɪᴍ ʜᴀᴡᴋɪɴsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora