𝐟𝐨𝐮𝐫

3.5K 315 23
                                    

La Meryn subió las escaleras hasta la cubierta con un libro debajo de su brazo, había pasado toda la mañana durmiendo y estaba agradecida de que Silver no la hubiese despertado ya para ponerla a trabajar, hasta que pasó por su cabeza la idea de que el cyborg había colocado al nuevo grumete en su puesto y se sentía algo culpable por haber flojeado toda la mañana mientras Jim trabajaba como esclavo. Y por primera vez desde que conoció a Silver, lo buscó en la cubierta para preguntarle si había algo en lo que pudiese ayudar, a pesar de que sabía que no lo haría y se sentaría a ojear su libro.

– ¡Renacuajo! ¿Disfrutas de tus vacaciones? – Leah escuchó la voz del mayor detrás de ella y se giró, había utilizado un tono sarcástico y la joven se arrepintió de querer ayudar, pensando que le pondría el triple de trabajo. Quiso decir algo tratando de defenderse y fue interrumpida. – Olvídalo. Necesito que vigiles al chico, tengo que empezar a hacer el almuerzo.

La azabache vió de reojo a Jim que tallaba el suelo de la cubierta con fastidio. Silver no esperó respuestas y caminó en dirección a la cocina, se giró de nuevo hacia los chicos antes de desaparecer por el hueco de la escalera y exclamó.

– ¡Quiero esta cubierta impecable, Jimbo! – El cyborg soltó una carcajada y desapareció de la vista de ambos. Leah hizo una mueca y se giró al castaño, que se quejaba entre dientes.

– Deja eso, Jim. Más limpio y podríamos comer directamente del suelo. – Jim rodó los ojos pero hizo caso, lanzando el cepillo al balde con agua y quitándose el delantal con rabia.

Leah se sentó en el borde del barco, posando el pie izquierdo en este mientras que su otra pierna colgaba por dentro. Jim dejó el delantal en el borde y fijó la mirada en la chica mientras ella miraba el cielo, su cabello volando en el aire permitiéndole ver varias perforaciones y aros en su oreja. Se fijó en su vestimenta y pensó con una sonrisa que su madre pensaría que era una delincuente, llevaba una camisa negra de cuello alto sin mangas, junto con una chaqueta de aviador color café, la cual le quedaba algo grande y una de sus mangas caía por su brazo, dejando ver su hombro desnudo; unos pantalones cargo verde oliva, unas botas negras altas y una pistolera sin armas asegurada a su pecho.

– ¿Te gusta la vida que tienes? – Jim preguntó de pronto, recordando la charla que habían tenido la noche anterior y la impresión que la chica le había dado de una vida sin ataduras. Leah dirigió su mirada al castaño y lo pensó un momento.

– No es una vida mala. Desde que puedo hago lo que quiero, he viajado por el universo y te mentiría si dijera que no me he divertido. – Leah volvió la mirada al cielo con una sonrisa, mientras que Jim miró al suelo, deseaba poder alejarse del trabajo y disfrutar lo más que pudiera del viaje y tener muchos más. – ¿Por qué la pregunta, cabeza de nuez?

– En casa, siempre que hago lo que quiero y me divierto, las cosas salen terriblemente mal... – Jim apoyó los brazos en el borde y Leah bajó el pie de el para una mejor visión del chico. – Le he causado muchos problemas a mi madre y esperaba poder arreglarlo en este viaje... Pero no hago nada más que trabajar.

Leah notó la frustración en el chico y comprendió lo que le había estado molestando todo ese tiempo. Abrió la boca con la intención de decir algo pero no sabía qué, recordó que se había ofrecido para escucharlo si él quería hablar, pero jamás había hablado de esa manera con alguien y no sabía qué palabras utilizar o cómo comportarse.

– Las cosas mejorarán, siempre lo hacen... – Leah se bajó del borde de un salto y le dió un golpe en el hombro, esperando que así entendiera que tenía su apoyo, obviamente Jim no lo interpretó así y la miró con el ceño fruncido y una mano en el hombro, esperando que aquello no se le hiciera costumbre. – Vuelve a trabajar, Silver me mata si te ve de flojo.

ᴍʏ ᴏɴᴇ ᴀɴᴅ ᴏɴʟʏ - ᴊɪᴍ ʜᴀᴡᴋɪɴsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora