𝐞𝐢𝐠𝐡𝐭

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– ¿Leah? – Al escuchar su nombre, la azabache dió un brinco en su lugar del susto. – ¿Qué haces aquí?

Luego de su charla con la capitana, Leah había decidido practicar un poco su lectura en la cocina para no desperdiciar el día. Se frotó los ojos y un gruñido salió de su garganta involuntariamente, estaba molesta, Leah detestaba que la despertaran tan temprano.

– ¿Qué quieres, cabeza de nuez? – Jim rodó los ojos y buscó algo con la mirada debajo de la mesa en la que la chica se había dormido.

– ¿Yo? Fuiste tú la que se quedó dormida en la cocina – Leah frunció el ceño y miró a su alrededor, recién enterándose de que se había quedado dormida sobre una mesa. – Estoy buscando a Morph, no lo encuentro.

– Es Morph, podría ser cualquier cosa, incluso una fruta. – Ante la idea, el castaño fijó su mirada en el barril de purps en medio de la sala y le dió una mirada al interior. Una de las frutas en la superficie abrió los ojos y fue la señal para el chico.

– ¡Já! ¡Te atrapé! – Jim se lanzó dentro del barril para tomar a la criaturita con sus manos entre risas.

Leah bufó, estando completamente despierta gracias al escándalo que habían montado el chico y la masita. Se levantó con fastidio y caminó hacia el barril.

– Chicos, es demasiado temprano para estar jugando. – Jim, que había estado tratando de atrapar a Morph que no dejaba de escabullirse, tomó sin querer el cuello de la chaqueta de la chica cuando se asomó y la arrastró dentro del barril. – ¡Oye!

– ¡Perdón! ¿Estás bien? – Leah trató de acomodarse en el lugar ya que había caído sobre Jim, quien tenía toda su atención puesta en atrapar a Morph.

– ¡Cuidado! – Jim no dejaba de moverse y, casi teniendo a la criaturita en sus manos, se lanzó hacia adelante, quedando en una posición comprometedora sobre la azabache y con el cuerpo entre sus piernas. – ¡¿Qué haces?!

– ¡Perdón! – Ante la situación, Jim decidió detenerse y apartarse de la chica, aunque el poco espacio les dificultaba el movimiento a ambos jóvenes.

– Estamos cansados de esperar. – Leah escuchó la voz de los tripulantes llegando a la cocina y colocó sus manos sobre los hombros de Jim, evitando que se moviera más. – Solo quedan tres de ellos. Queremos movernos.

Leah amenazó con la mirada al castaño para que se quedara en silencio y no se moviera a pesar de que él ponía resistencia, tratando de zafarse de aquella posición lo más rápido posible y con el rostro ardiendo a más no poder. A la azabache le había dejado de importar que sus piernas rodearan la cintura del chico cuando escuchó a la gente llegar a la cocina.

– No nos moveremos hasta que tengamos el tesoro en manos. – Al escuchar la voz de Silver, Leah se quedó estática en su lugar, mientras que Jim, ahora desinteresado por su posición actual, echó su cuerpo hacia adelante para mirar por un agujero en la pared del barril, quedando incluso más cerca de Leah.

Ante la cercanía, la chica había comenzado a aguantar la respiración para no moverse ni emitir sonido alguno y evitar que los encontraran.

– Yo digo que los matemos a todos ahora. – Leah reconoció la voz de Scroop y levantó la mirada hacia Jim, quién por el poco espacio que tenían y la posición era el único que podía ver qué estaba ocurriendo afuera.

La azabache miró la expresión confundida del chico y se sintió mal, ella conocía el plan de Silver para conseguir el tesoro, pero hasta ella misma se sorprendió ante las palabras del cyborg. Nunca había estado en los planes deshacerse de nadie y, luego de lo ocurrido con Arrow, temía por la vida de Jim.

ᴍʏ ᴏɴᴇ ᴀɴᴅ ᴏɴʟʏ - ᴊɪᴍ ʜᴀᴡᴋɪɴsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora