𝐭𝐡𝐫𝐞𝐞

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– Bueno... Creo que mi lado ya está lo suficientemente limpio para que Silver no se queje. – La azabache caminó cerca de Jim y apoyó el trapeador en un barril para sentarse en él. – ¿Cómo vas, cabeza de nuez?

Jim la miró de reojo sin prestarle mucha atención y detuvo el trapeador un momento para secarse el sudor de la frente con la manga de su chaqueta. Leah observaba a Morph quien hacía lo posible por ayudar y se había convertido en un trapeador pequeño y limpiaba la bota del castaño, cuando volvió a su forma original escupió un par de burbujas, sacándole una sonrisa a ambos jóvenes.

– Qué día tan divertido ¿No crees?. – Le habló a la criaturita, Leah escuchaba con atención. – Haciendo nuevos amigos, como ese arácnido lunático.

Morph imitó a Scroop y las palabras de Jim con una vocecita aguda.

– No se veía tan lindo. – Opinó la de cuernos. Morph hizo unas cuantas muecas exageradas y soltó una risa "malévola", logrando sacarle una carcajada a la azabache.

– Se parece bastante. – Le dijo el castaño con una sonrisa.

– Gracias al cielo por los pequeños milagros... – La voz de Silver se escuchó acercándose a los jóvenes, venía cargando una olla con lo que Leah pensó eran las sobras de la comida. Llegó a su lado y los tiró por el borde del barco. – Ha pasado una hora y la cubierta sigue en una sola pieza.

Leah observó a Jim, quien había continuado con su trabajo a pesar de que su parte del barco ya estaba bastante limpia, supuso que buscaba algo con lo que disimular su tensión.

– Mira, yo... Lo que hiciste... Gracias. – Dijo con una sonrisa sin apartar mucho la mirada del suelo. Leah sonrió y miró a Silver con las cejas alzadas y expectante a lo que diría. El cyborg se giró hacia el chico con pena.

– ¿Tu padre no te enseñó a escoger tus peleas más cuidadosamente? – El cambio tan drástico en la expresión de Jim fue lo que le hizo comprender a Leah la situación y le dió un golpe al hombre en el brazo para que no continuara preguntando – ¿Qué? ¿Tu padre no es de los que enseñan?

Leah volvió a golpearlo y le dió una mirada de reproche y negó con la cabeza, Silver pareció comprender pero la azabache sabía que igual preguntaría. El chico apartó la mirada con molestia mientras pasaba el trapeador por el suelo sin estar limpiando nada realmente.

– No. Era más de los de marcharse y nunca volver. – Jim se giró y trapeó con algo de fuerza, Leah sabía en parte lo que se sentía el no tener un padre que te enseñara ciertas cosas, sin embargo su padre no la abandonó porque quiso y no estuvo mucho tiempo sola hasta que fue acogida.

Silver tenía una sonrisa apenada y se acercó al castaño para hablarle más personalmente, la azabache seguía en su asiento y se dió la vuelta, dejando que sus piernas colgaran por el borde del barco. La conversación entre Silver y Jim era algo que ya no le correspondía a ella y prefirió no opinar mucho sobre el tema.

– Bueno, desde que la capitana te puso a mi cargo, te guste o no, voy a meterte un par de cosas en esa cabeza tuya para tenerte fuera de problemas. – Escuchó la azabache y se dió la vuelta con curiosidad.

– ¿Qué?

– De ahora en adelante no voy a dejarte fuera de mi vista.

– ¡No puedes...!

– No comerás, ni dormirás o te rascarás en trasero sin que yo o Leah te lo diga. – Leah arqueó una ceja, tal vez lo del trasero era demasiado, sobretodo si la iba a involucrar a ella, Jim estaba molesto.

– ¡No necesito que me hagas favores!

– Puedes estar seguro de eso, chico. Puedes estar seguro de eso...

ᴍʏ ᴏɴᴇ ᴀɴᴅ ᴏɴʟʏ - ᴊɪᴍ ʜᴀᴡᴋɪɴsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora