Chapter 15- La segunda prueba

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Febrero de 1995

—Puedes hacerlo. — lo animo. —Solo recuerda pronunciar la "p" con fuerza al momento de decir el conjuro. Y enfócate en el objeto.

Neville suelta un fuerte suspiro, y sacude la cabeza al tiempo que alza la varita.

Estamos en las orillas del Lago Negro, ocultos tras uno de los muros del castillo, es la tarde del viernes y el cielo está comenzando a oscurecer.

Hoy tuvimos clases con de encantamientos donde practicamos el encantamiento repulsor, el profesor Flitwick nos dio a cada estudiante una pila de cojines con los que practicar suponiendo que estos no le harían daño a nadie aunque erráramos. Pero la puntería de Neville, sin ir más lejos, es tan mala que no paro de lanzar por el aula cosas muchas pesadas, como por ejemplo, al mismo profesor Flitwick.

Es por eso que le estoy ayudando a practicar, estamos en un espacio plano custodiados por unos árboles y Neville ha mejorado un poco su puntería, aunque no deja de mandar por los aires mi mochila en lugar del cojín que tome prestado de su dormitorio.

Depulso. —murmura una vez más apuntando al cojín. La sudadera de Neville, que se encontraba a unos cuatros metros de distancia del objetivo principal, sale volando en dirección a la copa del árbol.

Paso mi mano por mi rostro al tiempo que suelto un pequeño suspiro.

—No ha estado tan mal. —miento. Neville arque una ceja en mi dirección. —Bueno, tampoco fue tan bueno.

—Soy un asco. —murmura derrotado.

—Solo necesitas concentrarte más. —camino en dirección al cojín que esta tendido en el suelo y tomo asiento en él. —Apunta al cojín.

—Quítate de ahí. —me pide, niego con la cabeza. —Te voy a mandar a volar por los aires.

—Y por eso mismo me voy a quedar donde estoy. — le explico. —Tienes que concentrarte en repulsar al cojín, porque si no lo haces me vas a mandar volando hasta la copa de los árboles y no me apetece perder una pierna o un brazo.

—Es mucha presión. —murmura consternado.

—Concéntrate en el cojín.

Neville suspira nerviosamente, pero levanta la varita decidido, da un pequeño paso hacia atrás y enfoca su vista en el dorado cojín que esta junto a mí. Cierro los ojos con temor, rogando internamente no salir volando.

—Depulso. —murmura. Aplano los labios, esperando el golpe que no llega. Abro mis ojos y veo que el cojín está a unos metros de su lugar.

— ¡Neville lo hiciste! —lo felicito, poniéndome de pie para abrazarlo.

Él se queda quieto en su lugar, la vista perdida en el objeto que logró repulsar esboza lentamente una sonrisa incrédula.

— ¿Lo...lo hice?

— ¡Lo hiciste! —me cuelgo a su cuello, Neville pasa sus manos por mi cintura al tiempo que suelta una risita.

—Pensé que te mandaría a volar por los aires. — murmura.

—Yo también. —confieso entre risas. —Inténtalo una vez más, iré a colocar el cojín en su lugar.

Lo veo asentir sonriendo orgulloso, camino hacia donde está el mullido objeto y lo vuelvo a dejar en su puesto original. Me coloco junto a Neville.

—Ya pudiste hacerlo, esta vez será sencillo.

Él repite el conjuro, y lo logra con éxito. Después de unos cuantos intentos más, decidimos cambiar el cojín por algo más pesado como su mochila, y de nuevo lo logra.

More than friends| Neville LongbottomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora