Chapter 16- El regreso de Canuto

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1995

— ¿Estas segura de que ninguno de los cuatro están en su sala común? — pregunta George mientras se asoma por el pasillo.

—Sí, Ophelia me dijo que se encargaría de distraerlos durante una hora. —le aseguro, saliendo de mi escondite.

— ¿Quién es Ophelia? —pregunta Fred, siguiendo mis pasos.

—La hermana pequeña de Finn. —informo.

George comienza a subir las escaleras con forma de caracol que conducen hacia la entrada de la sala común de Ravenclaw. Unos cuantos chicos se cruzan con nosotros y nos dan una mirada extraña, pero no comentan nada.

—Si un prefecto nos ve, estaremos en problemas. —dice Fred detrás de mí. Lo observo por encima del hombro.

— ¿Desde cuándo les tienes miedo a los prefectos?

—Desde que mi hermanita pequeña me obligo a hacerle una broma a mis amigos. — murmura molesto.

—Yo no te obligue.

—Obligar, chantajear, no hay diferencia. —me contesta chasqueando la lengua. Le doy una sonrisa maliciosa.

—Puedes irte, claro si quieres que mamá se entere de lo que paso ese fin de semana durante el verano cuando ella y papa salieron y tu invitaste a Angelina a la casa y...

—Ya, ya. — murmura con ojos alarmantes. —No me estoy quejando.

—Eso pensé.

Al final de la escalera hay una lisa puerta de madera envejecida, sin picaporte ni cerradura, pero provista de una aldaba de bronce con forma de águila.

—Esta es la entrada a la sala común. —nos avisa George, deteniéndose frente a la puerta. —Al parecer tenemos que resolver un acertijo para poder entrar.

—Podremos resolverlo. —aseguro. — Los tres somos muy inteligentes.

Estiro mi mano y jalo una pálida y fantasmagórica mano que flota en el aire, como si no estuviera conectada a su brazo. Llamo una vez y el golpe de la albada, en medio del silencio, resuena como un cañonazo. El pico del águila se abre al instante, pero en lugar del reclamo de un pájaro, una voz suave y musical pregunta:

—Si me tienes quieres compartirme, si me compartes no me tienes. ¿Qué soy?

— ¿La virginidad? —murmura George, le lanzo una mirada molestia.

— ¿Cómo va a ser la virginidad, George?

—Un secreto. —dice una suave y pacifica voz detrás de nosotros.

Los gemelos y yo damos un paso atrás cuando la voz vuelve a hablar antes de abrirse.

—Bien razonado.

—Y nosotros somos idiotas. —murmura George.

Me giro hacia la persona que respondió por nosotros. Junto a las escaleras se encuentra una chica rubia con el pelo sucio y desgreñado, largo hasta la cintura, cejas muy claras y unos ojos saltones que le dan aire de sorpresa permanente.

—Tú debes ser Rosalíe. — dice la chica, sus ojos fijos en mí.

—Sí, lo soy. —le respondo, les dirijo una mirada a los gemelos, pero lucen igual de confundidos que yo.

—Soy Luna Lovegood. — se presenta, sonriendo soñadora. — Ophelia pensó que necesitarías ayuda para entrar a la sala común.

—Mucho gusto, Luna. —digo amablemente hacia la rubia, señalo a los gemelos. — Ellos son mis hermanos, Fred y George.

More than friends| Neville LongbottomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora