Capitulo 6

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A la mañana siguiente, el sol salió sobre el Encanto e iluminó el patio, dónde la familia disfrutaría del desayuno. Camilo entró lleno de determinación a la cocina para ayudar a sacar los platos y vasos. La casa estaba en problemas y el tenía que hacer algo para ayudar, pero necesitaba más información.

Al entrar vio a Isabela tomando platos para sacarlos. Ella pasaba mucho tiempo con los mayores, ayudaba a sus padres, a sus tíos e incluso al abuelo lo más que podía así que si alguien pudiera tener información importante era ella, tal vez había estado presente en alguna platica o le habían comentado algo fuera de lo común.

— Empezaré por ahí — susurró Camilo para sí y se acercó a Isabela para ayudarle — Hola Isa — la saludó — Sabes de todas mis primas , tú siempre has sido mi favorita. Por eso siento que puedo hablar contigo de lo que sea... Tú también puedes contarme lo que sea, por ejemplo...¿Sobre el problema que hubo anoche con la magia que al parecer todos ignoran, aunque tal vez haya alguien que si sabe algo al respecto?

— ¡Isabela! — gritó el tío Agustín — Deja de platicar y apúrate a llevar todo al comedor para empezar el desayuno

A Isabela le cambio el rostro de felicidad a uno de seriedad.

— En un momento más voy — dijo Isabela

La casa comenzó a pasarle el resto de las cosas más rápido.

Volteo y vió a Camilo con cara de preocupación entonces susurró.

— El único preocupado por la magia eres tú...y las ratas que hablan entre las paredes según Dolores...— Hubo una pausa incómoda mientras pensaba en ello — Y Luisa, ayer noté un tic en su ojo — sin más la joven se retiró

Camilo se reanimó. ¡Eso sí era extraño! Seguramente Luisa sabía algo al respecto. Entonces vio a su prima acomodar la mesa para que la familia desayunará. Era tan fuerte que podía hacerlo solo con una mano.

— Aquí tienen— dijo Luisa con una sonrisa de satisfacción. Camilo estaba apunto de abordarla cuando el abuelo entro al patio.

— Todos a la mesa— ordenó el abuelo — Vamos, vamos

Camilo tomo el asiento de su tía Julieta junto a Luisa.

— Luisa...

Pero el abuelo Interrumpió.

— Familia, todos estamos agradecidos por el nuevo y maravilloso don de Antonio — dijo, y cuando se dispuso a tomar asiento noto que había un coatí sobre él.

— Les pedí que calentaran tú asiento — dijo Antonio con una sonrisa. Era uno de los coatíes de su nueva habitación.

El abuelo le devolvió la sonrisa.

— Gracias, Toñito. Estoy seguro de que hoy encontraremos un buen uso para tu nueva bendición — mientras el abuelo se sentaba, los coatíes revisaban sus bolsillos — Siempre debemos valorar nuestras bendiciones

Camilo se dirigió a Luisa. Estaba decidido a hablar con su prima sobre la falla en la magia de la que había sido testigo la noche anterior.

— Oye, Luisa, ¿De casualidad sabes algún secreto sobre la magia o algo así? — La expresión en el rostro de Luisa la delató — ¡Si sabes! — exclamó Camilo y le dió un golpe a la mesa

— Camilo — lo reprendió el abuelo — Si no puedes prestar atención, te ayudaré a hacerlo

— Yo...yo — tartamudeó

— Casita — Sin embargo antes de que pudiera protestar, la casa alejó a Camilo de Luisa y lo sentó junto al abuelo, quien siguió dirigiéndose a su familia — Cómo decía, debemos esforzarnos cada día para ganarnos el milagro, así que hoy trabajaremos el doble de duró

Se escuchó un gruñido en general.

— ¡Yo le ayudaré a Luisa! — dijo rápidamente Camilo y se puso de pie para regresar con ella

— Alto — ordenó el abuelo, antes de seguir con sus anuncios matutinos — Primero, tengo algo que decirles. Hablé con los Guzmán y hemos decidido adelantar el compromiso de Dolores y Mariano. Dolores ¿Ya tenemos fecha nueva?

Dolores inclinó la cabeza un par de veces como si tratase de escuchar algo en la distancia.

— Está noche — Dijo en tono serio pero dulce

— Hay rumores de que quiere cinco hijos — Isabela comento y siguió desayunando

Nerviosa a Dolores se le ruborizaron las mejillas.

El abuelo esbozó una sonrisa.

— Un hombre tan bueno como el y nuestra perfecta Dolores traerán una nueva generación de dones y esperanza a nuestro encanto...

Mirabel hizo que en su falda apareciera un bordado del hombre mencionado, soltando besos al aire.

Dolores le dió una mirada sería, rodo los ojos para después poner su mano entre su cara y la suya.

— Bien nuestra comunidad cuenta con nosotros, ¡La familia Madrigal!

— ¡La familia Madrigal! — siguieron los demás

Todos se levantaron de la mesa y Camilo se dirigió a Luisa nuevamente. Al fin obtendría respuestas.

— ¡Oye Luisa! — dijo. Pero su prima ya se había marchado

Intento correr para alcanzarla pero choco con su hermana mayor.

— ¿Y a ti que te pasa? — Dijo Dolores con enojo acomodando su vestido

— Lo siento — Camilo no la volteo a ver y siguió corriendo

Cuando Camilo finalmente alcanzó a su prima, Luisa se encontraba cargando una iglesia entera sobre su espalda. En cuanto la bajo, el cura la bendijo. Apenas terminó, ya había muchos vecinos reunidos con el fin de pedirle favores.

— Luisa, ¿Podrías cambiar el cause del río? — Pregunto alguien

— ¡No hay problema! — respondió

— Luisa, los burros se salieron otra vez — dijo otro vecino

— Yo me encargo — dijo ella. Mientras cargaba a un par de burros, uno en cada hombro, Camilo se acercó.

— Luisa espera un momento. Luisa...¡Espera!

Pero ella no espero. Al contrario, se movió incluso más rápido. Era como si quisiera evitarlo. Camilo trato de seguirle el paso, decidido a descubrir lo que ocultaba.

— ¿Qué está pasando con la magia, Luisa?

— La magia está bien, pero tengo mucho trabajo, así que deberías irte a casa — le respondió evadiendo su pregunta, y siguió caminando por el pueblo con Camilo detrás de ella

Una mujer gritó:

— Luisa, mi casa se está inclinando a la...—

¡Bam! Con un golpe, Luisa enderezó la casa y siguió avanzando con los burros al hombro.

— Luisa, estás mintiendo — insistió Camilo, mientras corría adelante de ella y le bloqueaba el paso — Isabela dijo que tenías un tic ayer y tú nunca tienes eso, así que seguramente....

— Oye, muévete. Vas a hacer que tire a un burro — los ojos de los burros se agrandaron con preocupación. Camilo se hizo a un lado y Luisa siguió avanzando con pesadez

...

¡Hola!

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