Capitulo 2

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En el patio, los preparativos para la ceremonia de Antonio estaban a su apego. Tanto, que nadie noto cuando Camilo entró cargando un montón de provisiones.

- Oh, lo siento...disculpen...- dijo Camilo, quien cargaba el pesado paquete con dificultad. La familia siguió parloteando, cada quien en lo suyo.

- Luisa, ¿Subiste el piano? ¿Necesitas ayuda? - gritó una voz

- Levántalos más - Indico otra

- ¡Mirabel! - Grito el abuelo Pedro - Necesito 3 últimos bordados

Mirabel, la prima de Camilo, gritó:

- ¡Voooooy! - Entonces comenzó a bordar y en cuestión de minutos ya estaban terminados frente a las puertas correspondientes

- ¡Luisa, el piano va arriba! - gritó el abuelo

- Entendido - Respondió Luisa y se echó el piano al hombro

Camino hacia la cocina justo su tía Julieta salió de ahí empujándolo sin querer, su tío Agustín iba tras de ella, casi haciendo que su canasta cayera, pero logró detenerla a tiempo.

- El banquete debería ser perfecto y no lo es ... - Masculló la tía Julieta caminando de un lado a otro. El tío Agustín se acercó para calmarla.

- Amor, amor - Suplicó- tienes que tranquilizarte - le dijo

- Tía todo es perfecto - Era la empalagosa voz de Dolores, quien salía también de la cocina, mostrando su hermoso cabello rizado al aire en poses perfectas. Entonces, entrego a su tía una taza de té para intentar calmar sus nervios.

- ¡Nuestro ángel, nuestro ángel! - la alabó el tío Agustín

- Por favor nada de aplausos - les imploró humildemente Dolores

- Ah, gracias - dijo la tía Julieta

- Oh no es nada - respondió Dolores

Camino elegantemente por el patio junto a Camilo, que sostenía una cara de disgusto, al verla rodo los ojos y mejoró su postura, con la esperanza de lucir tan elegante como su hermana mayor.

- Tranquilo nadie te mira a ti - dijo Dolores

- Bueno, solo te miran a ti porque... eres muy bonita- respondió <<Ash, Camilo>>, se dijo a si mismo, a la vez que hacía una mueca por esa torpe respuesta

Dolores le lanzó una mirada de desprecio, como si quisiera decirle <<perdedor>> con la mirada, y se alejó.

Pero Camilo estaba determinado a ayudar en todo lo que pudiera, así que llevó su pesada carga hasta la cocina y la dejó sobre la encimera. Al notar su presencia, su mamá se acercó a el con preocupación.

- Oye, oye - dijo su mamá - ¿Estás bien, mi vida? No hace falta que hagas tanto

- Lo sé mamá. Solo quiero contribuir como todos los demás- respondió y dejó escapar un gruñido mientras dejaba otra carga de provisiones sobre la mesa. Los azulejos de la encimera guardaron todo rápidamente.

- Tienes razón, mijo - dijo su padre, quien apareció de repente frente a el con los botones mal abrochados

- ¡La camisa! - exclamó Camilo con una mueca

Volteo a ver a su mamá, quien suspiro y ordenó con la mirada que los acomodará.

Su padre continúo:

- Es la segunda ceremonia desde la tuya, hay muchas emociones ...

- Los últimos siguen estando mal - Interrumpió, volteó a ver a su mamá y luego a su papá - Y... yo he estado ahí ...

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