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- Con un genio como el demonio, así que no molestes mejor - le digo ignorándole y fría cerrando con fuerza la puerta de la taquilla.

Me giro y lo  miro.

- ¿Qué te hicieron nena? Te ves molesta.

Resoplo y empiezo a caminar.

- Mis padres de nuevo se pusieron fastidiosos - me abraza por los hombros- siguen con el tema de dejarme sola y a mi suerte después de la universidad.

- No te preocupes preciosa, de seguro lo dicen solo para asustarte - hago una mueca- sabes como son, solo pórtate bien unos días y ya se les pasará.

- Supongo que tienes razón - suspiro- y tú, ¿ qué tal el día?

- Igual -exhala- hoy tengo entrenamiento después de clases.

- ¿Otra vez? - inquiero con decepción, ya han sido dos semanas que no hemos podido vernos después de clases.

- Sabes que empiezan los intercolegiales - me mira- pero no te preocupes muñeca, te lo compensaré -toma mi mentón para besarme.

Su compensación es sexo, eso lo se perfectamente, y no es que no me guste, en realidad me encanta, pero quisiera hacer otras cosas con él, aunque sé que esto es bastante difícil, Tyler es todo menos romántico y especial.

Entramos a clase y subimos las escaleras para sentarnos en los últimos puestos, mientras subo mi mirada se desvía al cuatro ojos que tiene toda su atención en el libro de física, hago una mueca instantánea, veo de arriba a abajo su atuendo y noto el remendado en una de sus mangas, conozco su historia perfectamente.

Recuerdo el día en el que chico ese con cara sucia y ropa vieja nos miraba en el restaurante a donde solíamos ir mi familia y yo. Mi primera impresión fue de asco y después empeoró al ver en las condiciones en las que estaba su familia, durmiendo al lado de un basurero en un callejón frío y oscuro. Solo tenían para protegerse del frío y de la lluvia cartones y periódicos viejos, confieso que en ese momento me dio pena, mi corazón no era tan insensible y ver tal cosa me estremeció.

Algo supe de que mis padres los había ayudado a conseguir un lugar donde vivir, poco tiempo después la señora iba a trabajar a nuestra casa y sun hijo a estudiar a mi escuela.

Tyler aprieta mi cadera para que continue, lo miro y espabilo terminando de subir las escaleras y nos acomodamos en nuestros respectivos asientos.

- ¿Qué tanto le veías al nerd ese? - me reclama.

- Estaba mirando los remendados de su ropa -lo miro- la próxima vez trata de no romper su uniforme, el chico no tiene para comprar otro.

- ¿Perdón¿ - inquiere alzando una ceja- ¿Tu Uxía Sherman intentando ser un poco humanitaria? -tuerzo la boca- no te metas en mis problemas con el cuatro ojos, el malnacido aún no se atreve a mirarme con rencor, hasta que no se haga un lame botas completo no me detendré.

- Haz lo que quieras, y solo cállate mi dolor de cabeza empeora si te sigo escuchando - me pongo mis cascos para no seguir escuchando al imbécil.

Mi mirada va a parar a Scott, ahora está tomando apuntes de todo, acomoda sus cosas a un lado y continúa leyendo. Siempre he tenido la curiosidad de saber cómo se ve su rostro sin gafas y ese pelo revuelto. Cuando lo conocí estaba todo sucio por lo que no pude observarlo bien, lo único que noté fueron sus ojos azules y espesas pestañas, ahora cada vez que se esconde más impidiendo que alguien pueda ver su rostro completamente....

¿ Y yo porqué estoy pensando en eso joder? ¿Qué mierda me importa si muestra o no su rostro? Dudo mucho que detrás de esas gafas haya algo mucho mejor, ese chico es simple como el agua, nada que me interese en él.

Sacudo mi cabeza y retiro la mirada rápidamente, el resto de mis amigos llegan y se sientan junto a nosotros, la clase comienza y así pasan dos horas con el profesor más viejo del colegio, su voz se escucha tan baja que en poco tiempo pierdo el hilo de la clase y me pongo a jugar con el móvil.

Cuando el recreo comienza vamos a la cafetería, entramos y todo el ruido desaparece, el silencio reina y es porque llegamos, todos nos guardan respeto por lo que nuestra presencia es más que suficiente para que allí la calma reine.

Caminamos hacia la barra y pedimos nuestra comida y nos sentamos en nuestra mesa.

- Todo está listo para la fiesta del viernes -anuncia Larry- habrá alcohol para volverlos locos.

- Perfecto, yo llevaré unos pequeños dulces para mejorar la diversión - comenta Tyler.

Hago una mueca instantánea, odio que mi novio se drogue, pero no puedo hacer nada, para él consumir no presenta problema alguno, él cree que controla su vicio y que puede dejarlo cuando se le plazca, en pocas palabras lo que dicen todos los drogadictos.

- Escuché que los rezagados también harán una fiesta ese día - dice Tom.

- No jodas, ¿enserio? - dice Tyler- pobres imbéciles, tuvieron que empezar a darse apoyo de grupo, su fiesta será un real fracaso, yo me encargaré de hacer eso.

- ¿Por qué no les dejas tranquilos? -habla con un poco de inseguridad Karla- digo, no nos están haciendo nada malo...

- ¿Alguien pidió tu opinión muñeca? - la interrumpe mi novio en tono hostil- no ¿verdad? Así que cierra esa boquita o úsala para lo único bueno que sabes hacer - hace un movimiento  con su lengua dentro de su boca contra su mejilla simulando una mamada- ¿O no, Tom?

El chico solo ríe negando, levantando una deja, por lo menos esperaba que le dijera algo defendiéndola, oh, pero me acuerdo que todos somos una mierda y se me pasa.



EL AMOR NO ES LA RESPUESTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora