III

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Cuando termina me pasa una crema por la cara y me guía otra vez a la sala principal, donde me está esperando Manu.

El camina directo a mi y me abraza por los hombros mientras me veo por última vez en el espejo enorme que tienen.

- Ahora ya no me avergüenzo que me vean contigo. Vamos, te falta el toque final.

Paga a la mujer y salimos de la tienda, por supuesto, él con una sonrisa.

- Esto te divierte, ¿verdad? -le pregunto.

- No sabes cuánto lo estoy disfrutando. Me encanta ver como te conviertes de oruga a mariposa. Me siento como tu hada madrina.

Este chico si que es ocurrente, abro los ojos como platos cuando veo que se para en una tienda de gafas.

- No, no las gafas no, necesito el aumento.

- Idiota, puedes tener el mismo aumento con otras gafas y no esas que parecen el culo de una botella.

- Pero...

- Pero nada, el estilo Harry Potter ya murió, por si todavía no te habías enterado. Vamos hombres, te ves genial con el peinado, imagínate con la ropa y unas gafas, tendrás a todas las chicas bajo tus pies, tendrás bragas de colección.

- Sigue soñando que los conejos vuelan.

- También tengo que cambiar esa actitud de perdedor - hace una mueca- ¿De qué vale que cambies por fuera si por dentro sigues siendo el mismo nerd inseguro? No me hagas trabajar el doble, terminaré pasando el título de la carrera atención personal e imagen.

- Entremos rápido, ya sé que no tengo salvación.

- Joder, te hago un favor y parece que te estoy castigando.

Lo ignoro y entro a la tienda y veo un millón de gafas. Siempre quise tener unas gafas con un nuevo estilo pero jamás me pude permitir tener esos gustos. El chico de la tienda busca unas gafas entre todas las que había, redondas con el borde de color marrón clarito y cuando me las pongo es como si no llevase gafas, no las siento. 

Manu mira con aprobación detrás de mí. Aunque no quiera admitirlo, le debo mucho, porque ha hecho muchas cosas por mí hasta ahora. Después de todo.... No es tan cruel.

-¿Cómo se siente ser genial?

- Bueno... raro.

- No te preocupes, poco a poco te acostumbrarás. Vamos, te llevaré a comer y te llevo a tu casa.

Entramos en un MacDonald's y Manu pide un combo para cada uno, miro mi pedido con una gran hamburguesa, patatas, nuggets de pollo, un batido de oreo de postre y una bebida gigante de CocaCola.

- Es la primera vez que veo a alguien comiendo tan triste en un MacDonald's.

- No es eso, es que mis hermanos siempre han querido venir a comer, pero....

- Entiendo - exhala- Come anda, cuando acabemos le llevaremos hamburguesas para todos tus hermanos y tu madre. Cuando volvamos a venir, los traemos también, seguramente les encante la zona de juegos.

- No tienes que hacerlo... ya hiciste bastante.

- Deja de victimizarte, si te digo que lo haré es porque así quiero que sea, ahora come que me vas a deprimir a mí.

Sonrío y empiezo a comer todo, estaba todo muy delicioso. Al terminar de comer, Manu pide muchas hamburguesas para llevar y nos ponemos camino a casa. Me siento emocionado, nunca en mi vida había alguien que mostrara tanto interés en ayudarme. Puede que sea con un beneficio a cambio, pero no le resta el hecho de qué este chico es el más cercano y está haciendo todo esto por ayudarme, desde el primer momento.

Cuando llegamos a mi casa detiene el auto y me da una última mirada.

- ¿Tu madre tiene problemas de corazón?

- No, ¿por?

- Por que cuando te vea le dará un infarto. Te veré mañana en la escuela, y después irás conmigo a mi casa a entrenar. Ve avisando en tu casa que todas las tardes estarás conmigo. A cambio, tú me darás clases, ¿es un trato?

- Trato hecho -le estrecho la mano.

Bajo del coche y no puedo evitar sentirme emocionado, no puedo con los nervios. Abro la puerta de nuevo y mis hermano están jugando a la play hasta que me ven y se quedan boquiabiertos y con los ojos como platos.

- Mamá..... Un extraño ha entrado en nuestra casa- dice Lucas un poco preocupado.

Mi madre sale de la cocina detrás de Anne que se choca contra ella al verme.

- ¿Quién es él, mamá? -inquiere Anne mirándome sorprendida.

- ¡Por dios! - exclama mi madre- ¿Qué te han hecho, hijo?




EL AMOR NO ES LA RESPUESTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora