Capítulo III 🐾

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Despertó en mitad de la noche gracias a los gritos de lo que supuso era una anciana en alguna habitación cercana a la suya. Suspiró tratando de retomar su sueño, pero no podía. Giró su cabeza y vio a Chifuyu durmiendo con la boca ligeramente abierta, iluminado por la tenue luz del exterior. Nuevos gritos se escucharon, pero esta vez mucho más cercanos, lo que provocó que el chico despertara encontrándose con la mirada de Keisuke en él.

-¿Eres alguna especie de acosador?-preguntó con la voz un tanto ronca.

-¿Qué? Claro que no, sólo me aseguraba no haber sido el único que le despertó la anciana loca-dijo acomodándose, cerrando sus ojos, molesto.

Chifuyu se disculpó por sus palabras buscando su teléfono para ver la hora en él. Eran las 4 am. Agradeció tener unas cuantas horas más de sueño antes de que las enfermeras aparecieran en la mañana para darle su medicina.

Keisuke gruñó cuando un nuevo grito lo despertó otra vez. Habrían pasado tal vez 30 minutos desde que había logrado conciliar el sueño. Pero no esperaba para nada que en su habitación entrara la dueña de los gritos seguida de unas cuantas enfermeras que trataban de contenerla.

Chifuyu despertó asustado viendo el espectáculo en mitad de la habitación, en donde trataban de controlar a la anciana. Miró a Baji quien tenía una expresión de no entender que rayos estaba sucediendo.

Un par de enfermeros entraron a la habitación y por fin pudieron retirar a la anciana que gritaba cosas sobre encontrar a su hijo y su perro. Un médico pidió disculpas por el bullicio causado y cerró la puerta del cuarto una vez que todos se retiraron de allí.

-Estando cerca de ti ocurren las cosas más locas-dijo Chifuyu tratando de contener la risa- He estado hospitalizado antes, pero jamás había pasado por algo así.

Keisuke rió a causa de la situación. Entonces sintió la urgente necesidad de ir al baño. Recordó el par de muletas que le habían dejado a un lado de la camilla para cuando tuviera que ir a hacer sus necesidades. Chifuyu lo vio batallar con su bata mientras intentaba bajar su pierna del soporte que la mantenía en alto.

-¿Quieres ayuda?-preguntó ya sintiendo lástima por él.

Baji se negó. Él podía con algo tan simple como bajar su maldita pierna del maldito soporte. Sin embargo, terminó cayendo de camilla cuando al apoyarse en el borde de ésta, su mano resbaló y todo su peso se fue directo al suelo. Chifuyu se levantó tan rápido como pudo, pulsando el botón de emergencia para llamar a las enfermeras, y ver cómo podía ayudar al chico que seguía con la pierna en alto atrapada en el soporte.

Keisuke deseaba morirse allí. Le daba la sensación de que parecía conejo en trampa artesanal, colgando de su pata trasera, esperando por el cazador.

-Por lo menos está vez no me vi involucrado-comentó Chifuyu viendo que no podría hacer nada sólo con una mano.

-¿Podrías borrar esto de tu mente? Tómalo como un sueño gracioso-dijo Keisuke cubriendo su rostro con ambas manos. Agradeció no haber golpeado su cabeza en la caída.

Una enfermera se asomó por la puerta para ver el motivo del llamado, pero desapareció de inmediato cuando se dio cuenta que Baji colgaba de su pierna lastimada. Los tipos grandotes que antes habían estado allí aparecieron y le ayudaron a regresar a la camilla. Sin embargo, el pelilargo les comentó que necesitaba ir al baño. Bajaron su pierna del soporte para que tomara sus muletas y se quedaron esperando a que regresara a salvo a su cama, por si llegaba a caerse nuevamente.

Chifuyu, quien ya estaba acostado otra vez en su camilla, estaba luchando internamente por no reírse del sujeto. Definitivamente era una experiencia única estar con él en la misma habitación. Un tipo con apariencia tan salvaje y ruda siendo tan torpe y desdichado era una mezcla simplemente fascinante.

Escaleras [Tokyo Revengers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora