¿Torpeza o mala suerte? Cualquiera de las dos opciones son válidas para que el destino haga de las suyas y junte a dos almas.
Pareja principal: Bajifuyu
Mención y aparición de otras parejas.
ACLARACIÓN
*Los personajes de Tokyo Revengers no son de mi...
Keisuke aguardaba intranquilo en la sala de espera del hospital. Sus piernas se sacudían con nerviosismo, esperando tener alguna noticia sobre Chifuyu por parte del equipo médico.
-¿Puedes quedarte tranquilo? -pidió Kazutora a su lado, cruzado de brazos y con una expresión de fastidio.
-No, no puedo -replicó poniéndose de pie para comenzar a caminar en circulos mientras mordía uno de sus dedos aún más nervioso.
El pelilargo había encontrado a Chifuyu inconsciente en el suelo, con una gran herida en la cabeza. Kazutora le acompañaba en ese momento pues había estado en su departamento compartiendo antes de ir a la fiesta de la pandilla, ya que no vería a Keisuke durante todo el fin de semana. Llamaron una ambulancia y a la madre del ojiverde para informarle lo ocurrido. Y precisamente en ese instante la mujer aparecía en la sala de urgencias esperando saber más de lo ocurrido.
-¿Quién pudo hacerle algo como eso? -se preguntaba la mujer con un nudo en la garganta sentándose en uno de los amplios sofás.
Keisuke no supo que responder.
-Un golpe como ese pudo haber sido mortal -dijo Kazutora entregándole un vaso de agua -Y se lo digo porque yo sé sobre esas cosas.
La mujer miró al chico incrédula de sus palabras. Keisuke le dió un golpe en la cabeza y le obligó a sentarse lejos de la madre de su novio.
-Discúlpelo, a veces es un grandísimo idiota y no sabe escoger las palabras y el momento para decirlas -explicó el pelilargo.
La señora Matsuno suspiró en respuesta. Por fin una enfermera apareció y les dió noticias sobre Chifuyu. Keisuke se sintió tan aliviado cuando les confirmaron que el ojiverde estaba bien, y que el golpe sólo lo había noqueado. La herida en su cabeza había sido superficial así que no tardaría en sanar.
-Podré una denuncia en la policía -dijo la mujer -Sé que la intención de quién lo golpeó era matarlo. Por favor, Keisuke... Cuida de él hasta que regrese. No tardaré.
El chico asintió con la cabeza siguiendo a la enfermera. Dió un último vistazo a Kazutora, quien tenía su mirada fija en el suelo, jugueteando con sus dedos. Esa actitud ya la conocía. Se detuvo en seco y le pidió cortésmente a la enfermera que aguardara un par de minutos. Se dirigió hacia Kazutora y tomándolo de la mano lo obligó a salir del hospital.
-¿Qué sucede? -preguntó el chico de cabello bicolor sorprendido de la actitud de Keisuke.
Baji en un arrebato de ira se lanzó sobre él, golpeándolo repetidas veces en el rostro. Fueron unos cuantos enfermeros que al ver la escena corrieron a separarlos.
-¡Sé que estás detrás de todo esto! -gritó Keisuke forcejeando para intentar zafarse -¡¿A quién demonios le pediste que lo golpeara?! ¡¿De verdad estás tan enfermo como para haber pensado en matarlo?!
Kazutora seguía en el suelo, apretando sus puños. Un enfermero intentó ayudarle, pero el chico se puso de pie apartando su mano de un golpe con la suya.
-¡Pues si! ¡Fui yo! -confesó dando un par de pasos hacia él y con una sonrisa algo tétrica se acercó a su rostro -Y créeme que lo atormentaré hasta que decidas apartarte de él, o muera, lo que suceda primero.
Baji dejó de forcejear. Sus fuerzas se esfumaron cuando entendió del todo la amenaza del chico que le dió la espalda para irse de allí, mientras reía bajito. Chifuyu estaba en peligro. El golpe que le dieron en la cabeza sería sólo el comienzo.
Los enfermeros lo soltaron cuando se aseguraron que estaba lo suficientemente calmado. Ingresó al hospital nuevamente, sintiendo el corazón en la garganta. La enfermera que lo llevaría con Chifuyu aún estaba a la espera de él. Y cuando lo vio dormir en la camilla el miedo se incrementó.
-¿Por qué no me deja ser feliz? -se preguntó sentándose a un lado de la camilla, mientras tomaba la mano de su novio.
Sólo el pitido del monitor cardíaco y la suave respiración de Chifuyu se escuchaba en el cuarto hospitalario. Keisuke acariciaba el dorso de la mano del chico con su pulgar, mientras trataba de encontrar alguna solución al reciente problema que había surgido. Pero nada. No había algo que pudiera hacer para calmar a Kazutora y su locura.
-Nos perdimos el viaje a la playa -susurró Chifuyu con una voz reseca y suave. Había despertado y se sentía feliz de ver a Keisuke a su lado.
-Ya tendremos otra oportunidad para ir -respondió con una pequeña sonrisa dolida.
Chifuyu cerró sus ojos nuevamente. El dolor en su cabeza era molesto.
-¿Volviste a pelear con Kazutora? Tienes tus nudillos lastimados -comentó luchando con el sueño.
-Algo así... Chifuyu, yo... Temo por tu vida -dijo tomando su mano y llevándola a su mejilla -Kazutora envió a alguien para golpearte con la intención de matarte.
El chico abrió sus ojos, preocupado. La expresión de Keisuke le rompió el corazón. El mayor se veía tan triste. Algo en su interior sabía lo que venía a continuación. Acarició el rostro del pelilargo, mientras un nudo se instalaba en su garganta. Trató de deshacerlo, tragando varias veces, pero seguí allí.
-Yo...no quiero que vuelvas a verte en una situación así, ni mucho menos que termines muerto a manos de un loco. Así que lo mejor será dejarte ir, aunque mi corazón se vaya contigo -dijo aferrándose a la mano del chico, para luego besarla un par de veces.
Chifuyu asintió con la mirada fija en su regazo. Intentó contener las lágrimas sin éxito. Creyó que las cosas irían bien entre los dos, pero con Kazutora interponiéndose en su relación sería imposible.
Cuando la madre de Chifuyu apareció en la habitación, el pelilargo se despidió de ambos con una pequeña reverencia. La mujer al ver a su hijo llorar no tuvo que preguntar para saber cuál era la razón detrás del amargo llanto del menor. Chifuyu se sentía destrozado por dentro. Más dolía su pecho que su cabeza. Si bien su relación había sido corta, Keisuke había logrado hacerse un gran espacio en su corazón.
-Me duele, mamá -susurró entre sollozos, abrazado al cuerpo de su madre.
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