Capítulo I 🐾

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"¡Eres un tonto! Espero no verte en el resto de mi vida"

Nuevamente esas palabras y esa voz volvían a aparecer en su cabeza. Sabía que eran de alguien que conoció en el pasado, pero que por más que intentara recordar de quién se trataba, no lo lograba. Sólo era la imagen de un niño pequeño con su rostro distorsionado.

Suspiró sentándose en el borde la cama, quedándose quieto mientras toda su atención se iba a un calcetín fuera de la cesta de la ropa sucia. La alarma de su reloj despertador comenzó a sonar con fuerza, sacándolo de sus pensamientos.

-5 minutos antes... qué pereza-murmuró peinando las hebras negras de su enmarañado cabello hacia atrás.

Siguió su rutina diaria en las mañanas: Darse una ducha, cepillar sus dientes y perder el tiempo viendo las noticias matutinas en la televisión mientras desayunaba. Miró el reloj en la pared. Otra vez se le hacía tarde.

Tomó su mochila, se puso los zapatos con torpeza tratando de no tropezar y salió rápidamente de su departamento. Corrió tan veloz como pudo hasta la estación de metro. Rogaba porque su profesor le permitiera entrar al salón. Sacó de su bolsillo sus enredados audífonos, y pasó gran parte del viaje a la universidad tratando de desarmar el gran nudo que eran los cables, cuando por fin lo consiguió alcanzó a disfrutar sólo una canción en su teléfono. Bufó enfadado bajando del vagón.

Siguió su carrera por unas cuantas cuadras hacia la facultad de su universidad. Miraba la hora en su reloj de muñeca, sin prestar atención realmente a su camino, por lo que no tuvo oportunidad alguna de poder esquivar a un grupo de cuatro chicos que iban por delante de él. Chocó estrepitosamente contra ellos, cayendo los cinco al suelo.

-¡¿Qué te pasa, idiota?!-gruñó uno de ellos quitándoselo de encima.

-¡Lo siento! ¡Llevo prisa!-gritó poniéndose pie, dándoles una pequeña reverencia antes de seguir corriendo hacia su salón.

-Siempre va tarde a sus clases-comentó uno de los chicos que aún seguía en el suelo.




Abrió la puerta trasera del salón levemente, mirando por la rendija la oportunidad de poder entrar sin que el hombre que dictaba la clase se percatara. Cuando el profesor se dio la media vuelta, ingresó con sigilo y tomó asiento en los últimos puestos.

-Debería de levantarse más temprano, señor Baji-dijo el hombre apuntando unos conceptos en el pizarrón.

-¡Lo siento mucho!-se disculpó poniéndose de pie y haciendo una reverencia hacia el hombre.

-Si no fuera porque tiene una de las mejores calificaciones en mi clase, no le dejaría permanecer aquí-dijo el profesor girándose para mirarle molesto-Siéntese ya.

Asintió sintiendo su rostro arder por la atención que toda la clase estaba poniendo en él. Sacó su libreta para tomar apuntes, maldiciendo su suerte por haber sido descubierto.

Keisuke era un antiguo delincuente que había logrado salir adelante gracias a las súplicas de su madre para que dejara ese estilo de vida. Aceptó ya que no soportaba verla llorar. Fue complejo para él aprobar cada año, pues estudiar no se le daba bien. Tuvo que asistir incluso a escuelas de verano para poder nivelarse.

Cuando logró ingresar a la universidad, su madre lloró orgullosa diciendo que nunca había perdido la fe en él. Y extrañamente los estudios allí se le daban mucho mejor que estando en la secundaria y preparatoria.

La clase finalizó después que el profesor dejó un trabajo de investigación donde debía explicar el funcionamiento del sistema nervioso en animales. Suspiró con cansancio. Era la única clase que tenía en ese día, pero ese trabajo significaba tener que pasar lo que restaba de día en la biblioteca. Quizás debió seguir con su pandilla. Negó con su cabeza, no podía darse por vencido tan pronto.

Llegó a la entrada de la gran biblioteca que contaba la universidad. Se dio ánimos para subir las infinitas escaleras hasta la tercera planta. Ya en su destino se dirigió directo a la sección de libros de medicina veterinaria. Escogió unos cuantos y tomó asiento en una gran mesa. Pasó un par de horas buscando y leyendo la información que necesitaba, tomando algunos apuntes para poder llevarlos a su informe.

-Pero si es el apresurado de la mañana-escuchó una voz que lo desconcentró de su lectura. Levantó la vista y vio a un chico mirándole con un par de libros en sus manos- ¿Te molesta si me siento aquí? Las otras mesas ya están ocupadas.

Keisuke ordenó sus libros para darle un espacio más grande al chico frente a él. El sujeto sonrió levemente antes de volver a su expresión seria mientras se sentaba colocando sus libros en la mesa. Baji les dio un rápido vistazo a los títulos.

-Un tipo de números ¿eh?-pensó en voz alta, dándose cuenta de lo que dijo cuando tuvo un par de ojos color cian sobre él. Se disculpó de inmediato tomando su libro para cubrir su rostro.

-Un tipo de gatos y perros ¿eh?-respondió el otro riendo suave antes de abrir su texto y comenzar a leer.

Keisuke negó con su cabeza, tratando de enfocarse en su lectura nuevamente. De vez en cuando levantaba la mirada para observar al chico frente a él. En verdad tenía ciertos rasgos que eran de su gusto. Se percató de un pequeño rasguño en la mejilla. Quizás tenía algún gato en casa.

-Es de mala educación mirar mucho tiempo a las personas-comentó anotando unas formulas en su libreta- Por cierto, escribiste mal algo aquí-dijo apuntando con su dedo los apuntes del otro chico.

Baji miró sorprendido. Podían pasar los años, pero aún así la escritura se le seguía dando fatal algunas veces. Corrigió su error de inmediato y luego quedó con la gran duda ¿En qué momento el chico frente a él había leído sus apuntes?

El teléfono del otro sujeto vibró en su bolsillo. Un mensaje le había llegado. Después de leer se disculpó con Keisuke tomando sus pertenencias y los libros para poder retirarse del lugar.

El pelinegro asintió con su cabeza viendo caminar hacia la salida. Sin saber porqué tuvo la necesidad de ir tras de él, dejando sobre la mesa sus cosas. Lo alcanzó al inicio de las escaleras y cuando le llamó para preguntar su nombre, tropezó y se fue contra él cayendo ambos escaleras abajo.

 Lo alcanzó al inicio de las escaleras y cuando le llamó para preguntar su nombre, tropezó y se fue contra él cayendo ambos escaleras abajo

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Escaleras [Tokyo Revengers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora