❄Capítulo dos❄

49 5 9
                                    

                      SEGUNDA SEMANA.

El lunes llegó, no estaba para nada motivada, quería quedarme en casa y dormir todo el día, pero ya saben, debemos ser responsables e ir todos los días a clases.

Sin ganas, caminé a la puerta principal del colegió, me había acostado tarde la noche del domingo y mis energías estaban bajas.
Al traspasar el umbral de la puerta, la emoción me invadió, sabía que lo vería.

Como siempre, estaba primera en la fila, pero la vibra era diferente, no me atrevía a mirarlo, me sentía cohibida. Estábamos un poco más cerca de lo normal, creo que eso me estaba condicionando, por lo que sólo le hice unas vagas miradas, al igual que él a mí. Pero principalmente mi visión estaba puesta al frente. Sin embargo, la suya parecía buscarme reiteradas veces, lo veía por el rabillo del ojo y creía que estaba alucinando, que todo era parte de mi imaginación. Por lo que le resté importancia, no me creía que él estuviese observándome con tanta desfachatez. La directora nos saludó, deseándonos una buena jornada, como todos los días, y cada uno partió por rumbos diferentes, a sus respectivos salones.

Las primeras dos horas fueron agobiantes, pues matemáticas un lunes, al inicio de la tarde puede ser muy desgastante. Pero lo soporté con la ilusión de verlo, con mucha suerte, en el receso.

Para mi desgracia, no tuve suerte. Así que volví al salón y afronté las siguientes dos horas de clases, una de inglés y la otra, construcción de la ciudadanía, la materia más inútil de todas. Con un notorio mal humor, luchando por mantener mis pesados párpados abiertos y sintiéndome un poco excluida, ya que mis compañeros estaban en grupos, y yo, aún seguía sola. Eso hasta que me dijeron que me uniera a ellos, porque así estaban formados los grupos la clase anterior, pero bueno, eso no les interesa, estoy segura, sigamos con la historia...

La hora de salida estaba llegando, la campana resonó con su rimbombante sonido y velozmente bajé las escaleras, deseando con vehemencia ya estar rumbo a casa. Sí, ni siquiera estaba pensando en él. Tomé el primer lugar de la fila, esta vez estábamos mucho más cerca que al inicio del día y mis nervios se volvieron insoportables, pero esta vez no era culpa de la poca distancia que nos separaba, no. Esta preciosa vez, era su culpa. Él no dejaba de verme con la misma intensidad que yo lo observaba el viernes anterior, con la diferencia que ahora era yo la que no le podía sostener la mirada por más de dos míseros segundos. Quería abofetearme, él no dejaba de buscarme con la mirada centellante; sin disimulo ni cautela, petrificándome completa. Sonreí para mis adentros al ver que el magnetismo entre nuestras miradas era mutuo y no unilateral como yo creía. Tal situación llenó mi tanque de esperanzas por completo, abriéndole la puerta a un sinfín de posibilidades. 💕
•••
Al día siguiente, martes. Llegué tarde, para ser exacta, dos minutos tarde. Ya todas las hileras estaban formadas y sólo unos pocos se estaban adhiriendo a ellas, al igual que yo. Quedando, para mi mala suerte, en el final de la fila, viéndolo apenas. Pudiendo vislumbrar desde allí, sólo un costado de su nuca, odiando al taxista por haberme hecho llegar tan tarde y perder el majestuoso momento que es para mí, disfrutar de su cálida mirada de ángel.

Sin más, entré al salón. No haberlo visto era como no beber café en una ajetreada mañana de invierno. Empiezas sin ganas y estresado. 

Unos minutos antes de que la campara sonara para irnos al descanso, él volvió a invadir mis pensamientos, algo que se está volviendo recurrente con el paso de los días.

Deseaba verlo de casualidad, una vez bajara las escaleras. Lo deseaba con un fuerte ávido. Y fue como si toda esa energía lo hubiese atraído a mí, mediante unos pensamientos recargados de anhelo.

Cuando la campana sonó, traspasé el umbral de la puerta de mi aula para dirigirme a la escalera y así, a la planta baja. Mi corazón se alborotó al vislumbrarlo junto a su amiga y amigo, a unos metros de la escalera, frente a una puerta de lo que parecía ser otro salón de clase. Todo esto parecía un quimérico suceso. Ahora que lo analizo, fue algo que no esperarías que ocurra en la vida real, pero tal vez si en una novela. Porque si no lo había mencionado antes, esto es una historia real y actual. Todas las fechas son reales, esto ocurre día a día, y yo sólo voy narrando todo lo que voy viviendo. En fin, retomemos…Al verlo, mis neuronas entraron en corto circuito y no supe que hacer, entonces lo mejor que se me ocurrió hacer fue retroceder. Parándome junto a la ventana, que está frente a la escalera que debía bajar, intentando que por obra de los dioses, él me viese. Sin esperar mucho, giré ansiosa-barra-nerviosa, y sin siquiera verificar si había o no logrado llamar su atención, bajé la escalera casi huyendo.

Lo sé, me merezco un golpe por ser tan cobarde e idiota, no lo niego.

Al llegar a la planta baja, mi anhelo por verlo seguía latente, buscándolo por todas partes con la mirada, rezando mentalmente porque apareciese frente a mí. Y aquí, es donde las cosas se ponen borrosas y no logro ordenar bien los sucesos, pero creo que fue así :

Primero vislumbré a su amiga junto a su amigo, la emoción rápidamente inundó toda mi pequeña anatomía, creyendo que por fin vería esos hermosos orbes que tanto me fascinan, pero a medida que ellos se acercaban más a mí, la emoción se iba transformando en nervios. Ellos caminaban en mi dirección y sus ojos parecían verme, creí que me darían algún mensaje de su parte. Pero me equivoqué. »de nuevo« Ellos siguieron su camino, parecían estar buscándolo a él, por lo poco que pude escuchar de su conversación. Entonces, el desaliento se apoderó de mí, nuevamente. Aun así, mis esperanzas seguían en la cúspide, junto con las ansias porque él apareciera frente a mí. Y así fue, él apareció a unos metros de mí, su comportamiento fue bastante extraño, él iba acompañado por un amigo que nunca había visto. Ellos parecían que iban a hacer la fila para comprar snack en la pequeña tienda de la institución. Pero, casualmente, él observó hacia donde yo estaba, muy rápido y segundos después desapareció a la velocidad de la luz, dejándome perpleja. Ni siquiera alcancé  a verlo bien, y mucho menos saber si me vio o no lo hizo. Sin dudas fue un suceso muy extraño, porque en toda la semana que llevo aquí, nunca lo había visto por estás partes tantas veces seguidas. Lo que hace que mi ingenua yo, se ilusione, creyendo que tal vez sea por mí.
•••
El día de hoy fue miércoles, y tristemente tuve que ir a una revisión médica, obligándome a faltar a clases. Por lo que no pude verlo pero estuvo todo el tiempo en mis pensamientos. Incluso estoy pensando en escribirle una notita diciéndole algo así :

Hola, me gustaría saber tu nombre, quizá puedas hablarme por este número”...

Pero no lo sé, soy demasiado cobarde para hacerlo y tengo mucho miedo de la reacción que él pueda tener. Pero bueno, mañana es jueves y desgraciadamente sólo lo podré ver a la hora de la entrada, ya que ese maldito día salgo una hora más tarde y ya no logro verlo.

~~~~~♡~~~~~

Déjenme sus consejos o pensamientos aquí, en los comentarios. En verdad necesito oír sus opiniones. Save me, please.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
🌸Su mirada me tiene cautivada🌸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora