🙈 Capítulo cuatro 🙈

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🎭22 de marzo, 2022🎭

Al parecer mis plegarias fueron escuchadas...

Los planetas parecían estar alineados a mi favor, pero, irónicamente yo estaba fuera de órbita. Sumergida en la aflicción de mi inseguridad y desaliento.

¿Qué ocurrió? Lo menos pensado.

Realmente yo aseguraba que probablemente, después de los días anteriores, este fuese una copia casi idéntica de esos mismos; donde verlo no es seguro y si la suerte me acompaña, lo visualizo unos míseros segundos y luego nos perdemos por caminos opuestos.

Todos los días llego unos quince minutos antes y espero fuera del establecimiento hasta oír el estridente sonido de la campana, indicando que es hora de ingresar. Y todas esas veces deseaba con todas mis fuerzas verlo, sin embargo él nunca aparecía. No lograba verlo entrar, aun así, después, mágicamente, estaba primero en la fila.

Siempre suelo esperar cerca de un poste de luz y frente a mí, hay un enorme árbol.

»recuérdenlo«

El día de hoy, desgraciadamente, estaba esperando dentro del auto, y cuando a varios metros de distancia, lo visualicé con mi vista de halcón, quería gritar, por no haberme bajado como siempre lo hago. Él llevaba una sudadera azul e iba con la capucha puesta, lo observé atentamente, retorciéndome por dentro, debido a la injusta situación que estaba padeciendo.

¿Acaso la vida me odia?

Él estaba en ese enorme árbol, hablando con sus amigos, entre ellos, el rubio.

Cuando las puertas de la institución fueron abiertas, y veía como todos los alumnos ingresaban, pero él seguía allí, en el árbol con sus amigos. Mi corazón azotó con vehemencia mi pecho, estaba muy nerviosa. Si ellos no se movían, yo debía caminar hasta ellos, pasando justo por su lado y no sólo eso. Había estado viendo el reflejo de mi rostro por el espejo retrovisor del auto, unos minutos antes, haciendo que la inseguridad reinara en mi estado de animo. Me sentía realmente horrible, era incapaz de bajar. No me atrevía a sentir sus miradas sobre mí, cuando pasara a su lado.

Tomé una bocanada de aire, ya no me quedaba tiempo. Y justo cuando abrí la puerta, ellos se pusieron en marcha, ingresando primero que yo; que venía sumida en unos denigrantes pensamientos sobre mí misma :

—“Eres horrible, vaya decepción se va a llevar cuando te vea sin barbijo” —ese dañino pensamiento me atacó justo cuando estaba traspasando el umbral de la puerta, dejándome sin una pizca de seguridad, queriendo que la tierra me tragase.

Él estaba frente al escenario con sus amigos, en una extraña hilera desalineada. No veía a ninguno de mis compañeros y no me atrevía a caminar sola hasta su lado, pues inevitablemente lo tendría que hacer, pero ir sola no era igual que ir con todo mi curso detrás de mí. Sentía que al hacerlo en solitario quedaría en evidencia.

Para alivianar la situación, una compañera apareció detrás de mí. La saludé y con una pizca de vigor, caminé en dirección a él, casi obligada, porque los minutos pasaban, la llegada de la directora era eminente y mis demás compañeros no aparecían; pero al estar allí, yo debía formarme como todos los demás, aunque solo fuésemos dos en la fila, era algo ineludible, y prefería acercarme por voluntad propia, a que la directora me diera una reprimenda frente a todos.

Mientras más acortaba la distancia, pude ver que el espacio donde se supone hacemos nuestra hilera, estaba siendo reducido por una fila invasora que estaba ocupando más espacio del que debía, obligándome a detener mis pasos y analizar la situación...

La directora no parecía estar cerca, por lo que decidí guardar distancia, hasta que ella apareciera y no me quedara más remedio que caminar hasta él, que casualmente estaba segundo en la hilera, pero mientras caminaba en su dirección, terminó en el primer lugar, al igual que yo.

🌸Su mirada me tiene cautivada🌸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora