Sus padres habían creído que sería una maravillosa idea que sus hijos se casaran desde la primera sonrisa que se dedicaron, pero con lo que no contaron era en la difícil tarea que sería unirlos.
TaeHyung odiaba a JungKook.
JungKook odiaba a TaeHyu...
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—Estoy tan abatida, esto de ser Reina me está acabando, ya me hacían falta unas merecidas vacaciones. —suspiró tomando de su taza de café en el cómodo sillón junto a un suspiro de alivio al sentir la calidez recorrer su garganta
—Mira el lado bueno, cuando JungKook tenga la edad le tocará a él.
—Ese niño me saca canas verdes. —dramatizo con una mano en la frente haciendo reír al hombre—Últimamente se ha vuelto más revoltoso, no tiene remedio.
—TaeHyung ha estado muy tranquilo estos días, le ha tomado más cariño a las flores que tenemos en el jardín. Deberías ver lo tanto que abunda en ese lugar, se encargó de llenarlo de muchas flores y brillo que antes habíamos tenido, es como una floristería.
—Es toda una ternura. Ojalá JungKook fuera así. —quejó hundiéndose en el sillón cansada, cerrando sus ojos suavemente—Casi mata a uno de los guardias.
—¿Enserio? —preguntó casi atorándose con su café de la sorpresa.
—Te lo dije, ese niño es un peligro. —confirmó pasando sus manos por sus cabellos un tanto frustrada—Le quitaría ese arco y lo lanzaría lejos, pero no puedo hacerlo. Fue un regalo de su padre cuando apenas tenía un año, desde ese momento no se ha separado de él, es el único recuerdo que le queda. —suspiró dejando la taza sobre la pequeña mesa de cristal con mucha delicadeza—Aunque su regalo matará a alguien algún día.
—Deberías ponerle clases de Arquería, podría ser muy bueno con práctica.
—¿Tú crees? Lo tendré en cuenta.
—¡Majestades! —gritó una de las mucamas que corrió hacia ellos casi alterada.
—¿Qué sucede, Lia?
—Los príncipes. —comentó tratando de regularizar su respiración antes de continuar—Traté de prepararlos para dormir, pero ellos huyeron y ahora...
—¿Qué hicieron ese par de demonios ahora?
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