Sus padres habían creído que sería una maravillosa idea que sus hijos se casaran desde la primera sonrisa que se dedicaron, pero con lo que no contaron era en la difícil tarea que sería unirlos.
TaeHyung odiaba a JungKook.
JungKook odiaba a TaeHyu...
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Pasos apresurados se escucharon por los pasillos haciendo que la servidumbre se alarmara al ver cómo un joven azabache corría por su vida en busca de las escaleras.
Estaba ansioso, muy ansioso.
Después de haberle confesado sus sentimientos a TaeHyung, habían pasado la mejor tarde de sus vidas. No había momento en el que no se robaran un beso con bonitas sonrisas y caminarán de la mano mientras se susurraban cosas bonitas entre ellos.
Recuerda que después de eso se había tirado en la cama con una gran sonrisa empezando a patalear como un niño por el simple hecho de ser correspondido. ¿Se podía tener más suerte?
Aún no habían aclarado exactamente lo que había entre ambos, pero estaba más que claro para ambos que querían pasar el resto de sus días al lado del otro. Por más arrugados que terminarán con algunos años más encima, el sentimiento que compartían era inmenso, tanto que estaban seguros que nunca terminaría.
Sin embargo, durante esos días que estuvo esperando la llegada de TaeHyung (mientras compartían llamadas nocturnas), se imaginó miles de formas en la que podría pedirle ser su novio formalmente. ¡Y era demasiado complicado!
Cabe recalcar que la primera vez ni siquiera lo pidió él, solo había surgido de repente cuando JeongYeon había confirmado que ahora eran novios después de confesarse. Algo absurdo realmente, pero eran niños y no les podía reclamar mucho. Pero esta vez era completamente diferente, TaeHyung era alguien demasiado importante para él y quería que todo fuera perfecto.
Algo inolvidable para ambos.
Con lo que no contó, fue que estar tan sumergido en sus pensamientos hizo que su madre se preocupara por él. Ella era consciente del peso que tenía encima debido a sus 18 años; el Consejo Real le metía presión con el "matrimonio" y los discursos a escuelas de Busan tomaban parte de su tiempo. JungKook se consideraba alguien ligeramente perfeccionista si se trataba de los discursos y temas que tuvieran que ver con su ciudad, quería hacer el mejor esfuerzo por ellos y demostrar que estaba capacitado para reinar. Debido a eso se frustraba cuando no conseguía dar con las palabras indicadas.
Su madre había creído que eso lo tenía tan estresados esos últimos días, pero que equivocada estaba.
Y en parte, JungKook agradeció que hubiera malinterpretado todo.
—París.
—¿París? —preguntó el azabache con las cejas alzadas. Se habría imaginado cualquier cosa menos eso
—¡Claro! Será fantástico, ya lo verás. Solo seremos tú, yo… y los Kim. —sonrió inocente al notar como las mejillas del menor se coloreaban de un intenso rojo
—¿Los Kim? Creí que querías u-un viaje familiar.
—Ellos son casi como de la familia. Además, a ti te gusta TaeHyung y no dudo que en cualquier momento quieras formalizar algo con él y convertirlo en mi yerno. —alzó las cejas sucesivas veces viendo al menor sonreír rodando los ojos—Y París es un lugar hermoso, perfecto para éstas vacaciones.
