Las Risas Terminan

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– Está fría... – Dijo Jisoo mientras caminaba en el agua del río.

– Siempre suele estar así – Dije mientras caminábamos.

– Es muy lindo este río – Dijo Lisa con una sonrisa.

– Solía venir por las noches... cuando todos dormían – Tomé la mano de Jisoo.

– Mamá, está muy fría, ya no me quiero meter – Estiró sus brazos.

– Está bien... – Reí y la cargué.– De todas formas, no traemos la ropa adecuada – Sonreí.

– Si te metes por completo, tu cuerpo se acostumbra – Dijo Lisa.

– Pero... – Jisoo miró el río.– No me quiero meter yo sola... mamá, metete conmigo.

– Amor, tengo pantalón... – Ella hizo un puchero.– Está bien.

Caminé un poco más a lo hondo, y me senté, con Jisoo en mis brazos. Ella podía mantenerse de pie, en la zona que estábamos, pero si yo me sentaba, me cubría casi todo el cuerpo.

– Sí está fría... – Dije riendo y Jisoo me abrazó con fuerza.

– Lisa, ven – Dijo Jisoo con una sonrisa.

Lisa obedeció, y sin pensarlo, se metió completamente al agua, abrazándome a mí, y a Jisoo.

– Así está mejor – Dijo Jisoo con una sonrisa.

– No está tan mal... – Dije al sentir como esas pequeñas corrientes chocaban con mi cuerpo, pues era relajante.

Jisoo caminó sin soltar mi mano, mirando a través del agua tan cristalina y limpia.

– Es raro... ha hecho bastante frío estas vacaciones... – Dijo Lisa.

– Calentamiento global... – Dije mirando a Jisoo.

– Hay niños jugando – Dijo Jisoo señalando a unos niños en el río.

– ¿Quieres jugar con ellos? – Pregunté y Jisoo negó.

– ¿Qué estás haciendo?

– ¿Eh? – Lisa miró hacia atrás y yo seguí mirando a Jisoo.– ________...

– Te estoy hablando, ven aquí.

Tomé la mano de Lisa para que sostuviera las de Jisoo y me puse de pie. Al darme la vuelta, miré a mi padre, parado firmemente como siempre, mirándome con el ceño fruncido. Salí del agua y caminé hacia él, con la mirada hacia abajo.

– ¿Tú crees que un oficial descansa? – Preguntó serio.

– Ellos me obligaron a descansar... – Respondí.

– Entonces... por tu estúpido descanso... ¿La delincuencia puede fluir? – Se acercó a mí.

– El gobierno no tiene toda la culpa... – Lo miré.– No hay disciplina en los hogares...

– ¿Te atreves a contradecirme? – Preguntó molesto.

Golpeó mi mejilla y escuché a Lisa gritarle, salió del río junto a Jisoo, y sin miedo alguno, se acercó reclamandole a mi padre, mientras que Jisoo corrió a mis brazos.

– ¡¿Quién demonios te crees?! – Gritó Lisa totalmente molesta.– ¡Eres un maldito idiota!

El coraje que su voz expresaba y su mirada llena de ira, creo que nunca había visto tan molesta a Lisa.

– Mamá... – Jisoo susurró asustada.

– Lisa – Tomé su mano.– Déjalo así...

– ¡Claro que no! – Lisa me miró.– ¡Este hombre es un maldito cobarde!

Alcé mi mirada y miré asombrada a Lisa.

– ¡Te golpeó en frente de una niña! – Lisa lo empujó.

– Lisa, basta... – Me puse en frente de ella.– Regresemos a casa...

– Mamá... tú llevas a los malos a la cárcel... – Jisoo me abrazó.

– Hoy no... Jisoo...

Tomé las manos de ambas y las llevé a casa de mamá, en donde les dije que se cambiaran de ropa para irnos. Yo hice todo más rápido que ellas, pues tenía que hablar con mi madre.

– ________, ¿Dónde estaban? – Sonrió.

– En mi maldita vida quiero que me vuelvas a hablar – Dije molesta.– No me vas a volver a ver, y mucho menos a Jisoo, nunca le has puesta un alto a mi padre – Fruncí el ceño.– Voy a mantener a Jisoo lejos de él y lo único cercano que tendrá de su "Abuelo", seré yo – Apreté mis puños.– Jisoo lo mira con los mismos ojos con los que lo miraba yo... de miedo... no digas nada y tampoco me busques, a partir de ahora, olvídate de que tienes una hija... y olvídate que seguiré en la estación de policías.

– ¡Deja de decir estupideces! – Dijo mi padre entrando a la casa.

– ¡Lo único estúpido aquí eres tú! – Grité molesta.

– ¡Cierra la maldita boca! – Alzó su mano.– ¡Deja de ser tan débil!

Me lancé contra él, y comencé a golpear su rostro, mi madre comenzó a gritar y mi padre me golpeaba.

– ¡¿Esto es de débiles?! – Dije totalmente cegada por la ira.– ¡Esto no la hace un cobarde! – Sentí un golpe en mi abdomen y golpeé su pecho.

– ¡Eres una idiota!

– ¡Soy tu hija! – Grité y mi madre intentó separarnos pero él la empujó.– ¡Y tú eres el verdadero cobarde!

El tomó mi camiseta y me empujó, cuando nos pusimos de pie y quisimos pelearnos de nuevo, mi madre lo jaló y yo sentí como unos brazos tomaron mi cintura y me jalaron hacia atrás, sin importarle que mi peso cayera encima de ella.

Tres horas después

– Ya se durmió... – Dijo Lisa entrando a la habitación y recostarse a mi lado.– ¿Cómo te sientes?

Sin responder, abracé su cintura y puse mi cabeza en su pecho. Ella me abrazó y comenzó a acariciar mi cabeza.

– No pude quitar la sangre de tu ropa... – Susurró y yo asentí.– No sabía que el era tu padre... era el mismo hombre que estaba en el hospital... ¿Verdad? – Besó mi cabeza.– No sabes las ganas que tengo de regañarte pero... está bien... es algo que tenía que pasar...

– ¿Por qué dices eso? – Pregunté en voz baja.

– Mi abuela repetía mucho ese refrán...“El niño que no sea abrazado por su tribu, cuando sea adulto quemará la aldea para poder sentir su calor”... – Soltó un suspiro.– Por lo menos me siento tranquila de que Jisoo nunca te guardará ningún tipo de rencor... – Acarició mi espalda.– Oye... – La miré.– No todo es tu culpa... – Miró mis labios.– Ya no te sientas así...

Sentí como las lágrimas comenzaron a llenar mis ojos.

– ¿Me dirías todo lo que sientes? – Sonrió.– Aún así tardemos toda la noche hablando... ¿Sí?, está bien si lloras... yo me quedaré aquí... – Tomó mi mano.– No mereces esto... no por una persona...

– Yo sólo tenía cinco años...

Una Madre Para Mi Hija - Imagina con LisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora