→𝐒𝐞𝐯𝐢𝐥𝐥𝐚, 𝐄𝐬𝐩𝐚ñ𝐚. 𝟓 𝐝𝐞 𝐅𝐞𝐛𝐫𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐞 𝟐𝟎𝟐𝟐.
—¿Qué haces?
—Nada.
—¿Nada? Oh —Gala le arrebató el móvil a su mejor amiga—. Deja de llamarla.
—Pero...
—¡No!
—¿Qué os pasa? —Noa apareció en el salón.
—Está intentando llamar a Claudia.
—¡Edén!
—¡Es mi hermana, joder! —la rubia recuperó su móvil.
—¿La que te dejó tirada cuando más lo necesitabas? —aquello había sido un golpe bajo.
—Yo me alejé primero.
—¡No, Edén! —Gala se llevó las manos a su cara—. Tú no estabas bien, y estabas pidiendo ayuda a gritos.
—Las dos pasamos por lo mismo.
—Deja de defenderla ya —intervino Noa—. Te abandonó, ¿vale?
—No me...
—Te voy a pegar —advirtió la morena—. Lo hizo. Asúmelo. No la necesitas, nosotras estamos aquí. Somos tu familia, ella no. Diga el ADN lo que diga, ella no es tu hermana, Edén —ella sabía que debía empezar a asimilar eso, pero a su vez no quería hacerlo—. Y siento decírtelo, ya sabes que me jode muchísimo hacerlo, pero no te quiere, Edén. Y lo demuestra al no haberse preocupado ni cuando entraste a rehabilitación, ni cuando saliste, ni antes de entrar.
—Me voy.
—¿A dónde? Edén —ambas la miraron.
—Tranquilas, joder. No voy a hacer nada raro, simplemente quiero que me de el aire. Sabéis que hablar de esto no me deja bien —Gala suspiró con tranquilidad. Quería creer lo que decía e iba a hacerlo—. Prometo no tardar —eso fue lo último que dijo antes de coger su bolso, las llaves, ponerse el abrigo y salir de la casa.
Caminó hasta llegar al Fnac, aquel lugar que ella consideraba su paraíso. El golpe de aire caliente proporcionado por la calefacción del local nada más entrar le provocó un escalofrío. Se acercó a uno de los estantes y agarró el primer libro que le llamó la atención, adoraba el olor a libro nuevo.
Pronto notó algo caer por su nariz. Rápidamente se limpió con el dorsal de la mano, pero no tenía pañuelos para poder limpiarse la zona.
—Toma —un chico le ofreció un paquete de clínex, que no dudó en aceptar—. ¿Estás bien?
—Sí, no te preocupes —quitó el líquido rojizo de la mano, y lo que le quedaba en la nariz. Aquella vez, la hemorragia había sido leve—. Gracias —le miró a los ojos, y se quedó en completo en silencio, al igual que él—. Me suenas... Creo que te he visto en algún lado —él dejó ver una media sonrisa.
—Me gusta que... No me termines de reconocer. Me llamo Héctor.
—Yo soy Edén.
—¿Como el jardín?
—Exactamente.
—Un nombre muy curioso, y... Bonito. ¿Seguro que estás bien, Edén? —la rubia notó como una corriente eléctrica recorrió su columna vertebral.
—Sí, de verdad. Tranquilo —los ojos de Héctor bajaron hacia el libro que tenía la chica entre sus manos.
—¿Orgullo y prejuicio?
—Sí, es un libro que tenía muchas ganas de empezar —respondió, y enseguida se arrepintió—. No te importa, ¿verdad?
—No, al revés. Me gusta encontrar a gente que le gustan los clásicos. De hecho... ¿Podrías dejarme tu móvil?
—¿Cómo sé que no eres el típico ladrón que usa su encanto y vas a salir corriendo con el teléfono?
—¿En serio me ves con intenciones de hacerlo?
—No lo sé, no te conozco.
—Por eso mismo quiero tu móvil. Porque yo sí quiero conocerte —aquello le sorprendió muchísimo. Aún dudosa, agarró su móvil y se lo dio—. Este es mi número de teléfono. Si quieres un día podemos quedar para tomar algo, y... Me cuentas qué tal el libro —le regaló una sonrisa amable—. Espero vernos pronto, Edén —se dio la vuelta y se marchó.
La chica, en cambio, pagó el libro y abandonó la tienda. Caminaba tranquilamente por las calles de Sevilla. Aquel lugar era nuevo para ella aunque se estaba intentando acostumbrar. No había nadie que la conociese, era cuestión de empezar una nueva vida. ¿Pero estaba realmente preparada para hacerlo?
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—¿Por qué has tardado tanto? —Edén dejó las llaves en el pequeño mueble que tenían en la entrada del apartamento.
—He aprovechado para ir a comprar la cena, pero había una cola horrorosa —explicó la rubia, y dejó las bolsas sobre la mesa de la cocina.
—¿Qué has traído? —preguntó Noa—. ¡Uh, McDonald's!
—¿Qué te has comprado? —Gala quiso curiosear en la otra bolsa que aún conservaba en la mano.
—Un libro. Orgullo y prejuicio. Quiero tener la cabeza ocupada, ya sabes —la gallega asintió con su cabeza.
—Tío, ¿habéis visto que Bellerín se ha ido al Betis? —dijo la morena mientras sacaba la comida de las bolsas—. No me lo esperaba para nada.
—Si te digo que lo vi en TikTok, ¿me crees? —respondió Gala sentándose en una de las sillas—. Le pega mucho, también te digo.
—Me acabo de perder por completo en la conversación —añadió Edén repitiendo la acción de su mejor amiga—. ¿De qué estáis hablando?
—De un futbolista. Pero ha estado un montón de años en el Arsenal, ¿a qué viene que se haya ido?
—Por lo que tengo entendido es porque echaba de menos España. De todas formas está cedido, en Junio volverá a Londres —dijo la morena—. Mira, ¿sabes una cosa? —dijo mirando a Edén—. Este año te vamos a introducir en el mundo del fútbol.
—¿Por qué?
—Has dicho que querías mantener tu cabeza ocupada, ¿no? Ver algunos partidos te servirá. Son dos horas que estarás pensando en otra cosa.
—Pero yo no entiendo nada de fútbol.
—De eso ya nos encargaremos nosotras —aseguró Gala—. Te pone los nervios de punta, pero... Es un mundo que se disfruta bastante. Y mucho más si conoces a gente con tus mismos gustos. Y ya si sois del mismo equipo...
—¿Y cómo sé cuál es el equipo que me gusta?
—Porque es con el que se te ponen los pelos de punta al verlos salir al campo. Por eso, querida Edén. A nosotras eso nos pasa con el Madrid, y te vamos a educar en el madridismo —Noa y Gala chocaron sus manos—. Es coña, eres libre de elegir el equipo que tú quieras.
—¿Por qué no empezáis a explicarme un poco por encima? Me pica la curiosidad.
—¡Uh, me parece una idea estupenda! —las chicas comenzaron a contarle todo lo que sabían acerca de ese deporte, que no era poco precisamente. La verdad era que Edén sentía que su cabeza iba a estallar.
Cuando terminaron de cenar, recogieron todo y lo metieron en la bolsa nuevamente para tirarlo al día siguiente. La rubia se metió en su habitación, y comenzó a leerse el libro nuevo. Estaba completamente concentrada, hasta que miró su móvil. ¿Debía hablarle? Tenía esa tentación, y sabía que tarde o temprano iba a caer.
"Yo sí quiero conocerte". Aquellas palabras la habían atemorizado un poco, y más sabiendo todo lo que podía llegar a descubrir sobre ella, que no era poco, ni leve.
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Edén ||Héctor Bellerín||
Random[Edén]: Nombre de origen hebreo. Significa "deleite" o "placer". -Nunca he conocido a alguien que le haga tanta justicia su nombre, como a ti el tuyo.