Capítulo 9

6 2 0
                                    

AlinaTener a Sebastián aquí está derrumbando la enorme muralla que construí para esconder mis verdades

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Alina

Tener a Sebastián aquí está derrumbando la enorme muralla que construí para esconder mis verdades. Desperté en su cama sin saber cómo diablos llegué allí y él no ha parado de hablar desde que su muscular torso decidió resplandecer con su presencia. En segundos, los ladrillos comienzan a caer y le hablo sobre mis estudios.

Él está lleno de secretos, igual que yo. Me encantaría confiarle lo que oculto, pero hay cosas que son mejor no mencionar. Nuestras emociones chocan y dejo salir lo que siento en este preciso momento. Lloro en sus brazos como si fuese una niña y él me abraza de la misma manera que lo hizo miles de veces cuando éramos adolescentes.

Ya más calmada, voy al baño y me echo agua tibia en el rostro para terminar de relajarme. Al salir, Sebastián está en la misma posición que lo dejé anteriormente, su cara se ilumina al verme. Su sonrisa es única y en ella puedo ver al joven de solo diecisiete años que deje atrás.
Mi mirada está fija en sus labios, mi cuerpo reacciona naturalmente a su voz. En muchas cosas él ha cambiado, y me encantaría saber una y cada una de ellas, pero su voz ha penetrado mi alma desde que éramos niños. Es algo que, a pesar de haberle cambiado con los años, y para bien, hoy en día me encanta. Su ronca voz varonil hace que me pierda en el eco de su existencia.

—Sebastián... No sé por dónde iniciar la conversación, pero de algo estoy segura: los últimos nueve años no han sido perfectos para ninguno de los dos —digo, intentando calmar los sentimientos.
—Tienes razón. Lo mejor es que tomemos las cosas con calma. Nos acabamos de encontrar y estoy seguro de que nos veremos a menudo mientras yo siga aquí. —Hace una pausa—. ¿Qué tal si comienzo conmigo?
—¿A qué te refieres? —pregunto, curiosa.
Sebastián toma mis manos y, acercando su rostro al mío, contesta.
—Me refiero a que yo te contaré qué ha sucedido con mi vida desde que te fuiste. Te diré absolutamente todo.
Las palabras que salen de su boca me dejan paralizada porque, si él abre esa puerta, yo tendré que hacer lo mismo, y no creo estar preparada.
—No, Sebastián. Esto es demasiado. Es tu vida privada. Además, con quien deberías hablar es con un profesional, no conmigo. Por eso estás aquí —digo, a la vez que intento remover mis manos de las suyas.
—Lo haré. Pero primero quiero que me prometas algo.
Su reacción me sorprende. Casi nadie desea hablar su realidad, yo la llevo ocultando por años. Él, por el contrario, quiere desasearse de todo lo que, al fin y al cabo, lo ha hecho estar aquí.
—¿Qué cosa?
—Quiero que me prometas que no desaparecerás. Que, más allá de lo que ha sucedido con nosotros, no huirás. No forzaré tus palabras, pero algún día me tendrás que decir lo que pasó contigo.
Mi cabeza le responde asintiendo lentamente, aunque mi corazón no quiere ceder.
«Algún día», repito en mi mente.
De mi boca nunca sale algún tipo de aceptación, tal vez porque mi corazón se ha mantenido cobijado entre piedras y cemento por mucho tiempo. Quizá para él esto es simple, pero para mí no lo es. Además, ¿cómo podré decirle a él que, debido a nuestra relación en aquel entonces, mi vida cambió por completo?



---------------------------------

---------------------------------

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Cuidarte el AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora