El Pecado

Capítulo XVIII

-Vanessa recordó que hubo un tiempo en que no lo era, y descubrirse a sí misma fue en parte gracias a Anthony. Era ridículo pensar que ambos hubieran cambiado tanto gracias al otro, y le dolía pensar que aún así, Anthony decía en sus escritos que no tenía importancia su relación ni su ruptura.

Cuando eran jóvenes, Vanessa era un niño que aspiró siempre a ser mujer; no se sentía a gusto con la vida ni el género que le había tocado. Pablo, Pablo era su nombre antes de volverse Vanessa, la hábil profesora en que se convirtió. Eso fue mucho antes de que Anthony y ella se conocieran.

En la relación con Anthony, ella descubrió que él pensaba igual que ella, aunque todavía no podía definirse del todo, pues en aquel momento su padre (el de Anthony) no le permitía ser lo que quisiera. Vanessa, es decir Pablo, se sentía bastante apoyada por sus padres, siempre lo fue, y decidió cambiar su género abiertamente para estar con Anthony; es decir que su noviazgo era en parte homosexual y en parte heterosexual, porque Vanessa era una mujer transgénero, y Anthony en cierta parte aspiraba a serlo, aunque no se definía demasiado bien en ese sentido.

Cuando Vanessa se encontró a sí misma, creyó que Anthony también lo haría, pero a medida que su relación avanzaba, todo se iba volviendo más monótono: Anthony no solía salir con ella, se avergonzaba hasta cierto punto; todo lo que habían construido como amigos cuando Vanessa era Pablo se había terminado, y a pesar de que ahora se construía una nueva amistad entre Vanessa y Anthony, el cambio en los dos siempre fue lo suficientemente negativo para separarlos hasta el punto de dejar de ser cercanos.

La última vez que Vanessa vio a Anthony fue el día de su boda con Conny, y nada había cambiado en ella, además de su género, que se había fortalecido; pero en Anthony realmente se había quedado una oscuridad profunda y amenazante en él, como la oscuridad profunda y amenazante del océano, que nos hace creer que lo peor yace bajo nuestro cuerpo flotante. Vanessa siguió leyendo después de recordar todo aquello, y con la misma serenidad de antes se colocó los lentes para continuar:

Las cosas con Alex Thompson fueron creciendo de manera casi inconscientemente provocada: Yo conviví demasiado con él, y los dos lo confundimos con otra cosa. En aquel entonces mi sexualidad era una de las cosas que menos segura tenía, y Alex se aprovechó de eso para conquistarme, o al menos, eso intentó.

Recuerdo bien ese día. Estábamos hablando sobre mi padre como de costumbre sentados a la sombra de un nogal en una banca del parque. Yo le decía que me sentía muy solo, que a pesar de que mi padre era un hombre en extremo estricto yo había aprendido a que nuestra relación se desempeñara de la mejor forma; le dije que aún no me había recuperado de la pérdida de mi madre, y ahora tenía que afrontar la muerte de mi padre también, a punto de cumplir mis 18 años. Me mostré algo serio aquella vez. Entonces, Alex tomó mi mano, y no sentí extraño que lo hiciera porque solía hacerlo desde mucho antes, pero lo que más me desconcertó fue su mirada, fija en mí, como deseándome.

Cuando hablábamos del acoso en la escuela, uno se imagina a un pervertido barbudo y tenebroso que quiere violarte. Cuando Alex me miró de esa forma, supe que acosar no era sólo un acto de perversión; hemos acosado con el pensamiento, con la mirada, con lo que hablamos de otra persona, etcétera. El acoso no necesita un acto sexual; si te incomoda que una persona trate contigo, y lo hace constantemente, eso ya es acoso. Cuando estaba vivo mi padre, nunca me di cuenta de que Alex me acosaba de todas las formas habidas y por haber. Le gustaba mirarme y lo hacía largo rato en las fiestas que organizábamos en mi casa.

Recuerdo muy dolosamente la cena de Navidad. Yo era apenas un niño de 9 años, haciendo algo que le apasionaba: Recitar poesía (No olvidemos que desde siempre fue mi pasión más grande). Aquella navidad yo había preparado un pequeño poema de José Martí, a quien me encantaba leer en español, su lengua materna, que había aprendido desde los 4 años en la escuela.