Ayaka muestra una fachada al mundo para esconder su dolor. Changbin expresa sus sentimientos mediante canciones. Y cuando se conocen, todo aquello que no encajaba en sus vidas, empieza a hacerlo.
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Después de la trágica muerte de sus padres, Ayak...
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Changbin no dejaba de notar la mirada de Ayaka demasiado pendiente de él, controlando de reojo lo que hacía sin interrumpir, solo observando la manera en la que estaba escuchando a Ayame y jugaba con ella, prestándole toda la atención, haciéndola reír rapeándole o contándole cualquier cosa.
No le molestaba en absoluto esa atención, lo entendía, sabía que para ella su hermana pequeña era lo más importante y quería asegurarse de que estuviera bien y cómoda. No obstante, cada vez que de soslayo la veía sonreír al mirarlos, sentía como si su corazón se le acelerase más de lo normal, como si con solo eso Ayaka fuese capaz de alterar su mundo.
Y lo era. Estaba loco por ella, de eso no tenía duda, pero con esas pequeñas cosas se daba cuenta de que era más de lo que se pensaba. Por eso debía recordarse a sí mismo que eran amigos, solo amigos.
—Aún no te vas a ir, ¿no? —preguntó con los ojos brillantes Ayame, alzando la cabeza para poder mirarlo bien—. Tienes que quedarte a comer, y veremos mi película preferida después, y jugaremos aún más con el señor arcoíris y... —enumeró con voz cantarina llena de emoción—. ¡Y haremos tantas tantas tantas cosas!
—Ayame, frena —le pidió Ayaka, riéndose de las ocurrencias de la pequeña—. Te vas a quedar sin aire.
—¡Onee-chan! —se quejó, cruzando los brazos, molesta, haciendo un pequeño puchero. Era un detalle casi ínfimo, pero se había dado cuenta de que esos gestos eran iguales a los de Ayaka, la misma forma de hacerlos y expresión—. No seas mala, solo quiero que Changbin se quede mucho mucho mucho tiempo. ¿Tú no? Sé que sí, te gusta como a mí, ¿verdad? Changbin es el mejor. Tenéis que ser novios.
Sin poder evitarlo, el chico sonrió. La adoraba. No le molestaba en absoluto que no dejase de sacar el tema de que debían ser novios, era la inocencia infantil, no lo hacía con mala intención.
—¿Tanto tiempo? Quizá te aburres —chinchó Ayaka, aunque no solo a la niña, también al idol, que alzó una ceja. Si fuera por él, estaría horas a su lado, se le había hecho muy corto por el momento—. Demasiadas horas con alguien... Además, ¿no sois novios vosotros dos?
Negó con la cabeza, estaba más que convencido que se lo recordaría siempre que pudiera.
—Nunca jamás me aburriría de Changbin, es mi persona mega favorita del mundo.
—Eso me duele. —Ayaka hizo un gesto dramático, uno que le recordó en cierto modo a los que hacía Hyunjin o Gaeul, se notaba que pasaban mucho tiempo juntas—. ¿Yo no lo soy? ¿O Wooyoung?
Ayame pareció pensárselo mucho, ya que apretó los labios y arrugó un poco la nariz, gesto que de nuevo le recordó a los que hacía su hermana.
