Ayaka muestra una fachada al mundo para esconder su dolor. Changbin expresa sus sentimientos mediante canciones. Y cuando se conocen, todo aquello que no encajaba en sus vidas, empieza a hacerlo.
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Después de la trágica muerte de sus padres, Ayak...
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Vale, antes de leer, este capítulo es MUY INTENSO. MUCHO. Así que si no te sientes cómoda con leer ese tipo de escenas, no lo leas, no sucede nada importante, y lo que tendrá relevancia lo mencionaré en otros normales. Pero lo dicho, es MUY INTENSO (y lo he rebajado), así que no me responsabilizo de traumas. Dicho esto, un besito en la frente.
Ayaka tenía la intuición de que hoy ocurriría algo, aunque no sabía el qué.
No estaba tan nerviosa como se pensaba que estaría, porque cuando se lo propuso en un primer momento sí lo había estado, ni veía nada raro en quedar con Changbin a solas. No era la primera vez, ni sería la última, era lo normal, eran amigos, estaban muy unidos, ¿por qué no pasar tiempo juntos?
Además, entendía que no quisiera estar solo en los pocos días que tenía de descanso, unos más que merecidos, ni que se quedase en el dorm porque necesitaba desconectar de los demás miembros.
Le apetecía estar con él, por la gira no habían podido hablar todo lo que le hubiese gustado y lo echaba de menos.
Lo había echado mucho de menos.
Así que organizó su agenda para tener el tiempo suficiente, aunque estuviese en temporada de exámenes, y le pidió a sus tíos que se quedasen con Ayame para así no tener que pensar en ella y en cómo estaba.
Era un día solo para Changbin. Uno para ambos. Solo ellos dos.
Al llegar, antes de sacar la llave del contacto del coche, suspiró, aún no se acostumbraba a la casa del idol. La primera vez que había estado ahí, en Navidad del pasado año, ya se había sorprendido por lo grande que era, a la par que lujosa, con todo lo que pudiese imaginarse.
Sin saber la razón, le entraron más nervios. ¿Era una buena idea haber ido hasta ahí? ¿Lo era haber accedido al plan de Changbin? Porque todavía no sabía bien qué era lo que sentía por él, o si solo eran sus dudas lo que camuflaban todo. ¿Era por eso que tenía esa intuición extraña?
¿Pasar tantas horas a su lado le resolvería su caos mental? ¿O solo lo empeoraría?
Volvió a suspirar. No iba a echarse atrás. No era su estilo, tampoco quería.
¿Qué podría salir mal?
Era Changbin. Su Changbin. Se sentía muy cómoda con él, no la haría sentir mal, no la forzaría a nada, la respetaría en todo momento.
Antes de llamar a la puerta, comprobó que había cogido todo, incluida la bolsa de comida y aperitivos varios, porque era lo mínimo que podía hacer. Quizá se había pasado, no solo con eso, también con el bolso lleno de ropa y otras cosas indispensables.
