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–Al final voy a hacer que me paguéis por ser vuestra chófer. –Gaeul frunció el ceño al escucharla, después cerró la puerta del coche y se puso el cinturón–. ¿Y si me he equivocado de profesión? Quizá debería montar una empresa de transporte.
–¡Pero si te has ofrecido tú! –protestó la aludida–. Sabes que a mí no me molesta coger el autobús, lo llevo haciendo toda la vida.
–Y por eso siempre llegas tarde a los sitios –siguió pinchándola, sonriéndole a través del espejo interior del coche–. Me tienes que pagar por el trayecto.
–¿Con abrazos? –se la devolvió de inmediato–. Ah, no, que solo te gustan los de cierto rapero...
–Qué graciosa, bubu. –Ayaka rio y giró de forma rápida el rostro, aprovechando un semáforo, para lanzarle un beso a su amiga–. ¿Cómo estás, Gaeulecita? Además de buenísima.
–Cansada, agotada, fatigada, reventada...
Para dar énfasis a lo que acababa de decir, suspiró de forma dramática, lo que le provocó una carcajada en Ayaka. En cierto modo le había recordado a su primo, igual de exagerado.
–¿Algún sinónimo más? Así mejoro mi coreano.
–Podría, pero no tengo ni energía para eso. –De repente, se quedó callada y la observó. No le molestaba en absoluto, menos si la que lo hacía era la bailarina–. Llevas muy maquillado el cuello.
La media japonesa creía que lo había disimulado lo mejor posible, difuminando a la perfección el producto con su color de piel, utilizando las técnicas que Nari le había enseñado. Pero parecía que no. Tampoco era que la estuviese juzgando.
–Qué observadora eres cuando quieres, ¿no? Porque para otras cosas no veías las evidencias. Una auténtica pena no haberlo podido ver en primera persona.
–Bufandas en verano, cuellos altos y chaquetas para cubrir lo máximo posible, ahora maquillada... –enumeró, ignorando lo último que había dicho Ayaka–. ¿Algo que contar? Porque me odias y nunca me cuentas nada, te lo tengo que sacar todo a la fuerza...
–¿Cuántas veces me vas a recordar que no te expliqué que Changbin se quedó a dormir de inmediato? –murmuró sin dejar de observar la carretera.
–Nunca serán las suficientes –afirmó con una gran sonrisa de regodeo–. Me dolió mucho.
–No quería ponerte más nerviosa, ibas a conocer a tus suegros.
–Excusas... –Miró su móvil y antes de guardarlo, sonrió de una forma distinta–. Va, cuéntame, ¿por qué vas maquillada en esa zona?
Aunque estuvieran a principios de abril, empezaba a hacer calor por lo que ir abrigada para disimular, no era una opción. Menos para Ayaka, que no le gustaba usar ropa que le cubriera en exceso ya que prefería utilizar prendas sexy y atrevidas, sobre todo si salía de casa.
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Silent Cry ― Seo Changbin
FanfictionAyaka muestra una fachada al mundo para esconder su dolor. Changbin expresa sus sentimientos mediante canciones. Y cuando se conocen, todo aquello que no encajaba en sus vidas, empieza a hacerlo. **** Después de la trágica muerte de sus padres, Ayak...