Ayaka muestra una fachada al mundo para esconder su dolor. Changbin expresa sus sentimientos mediante canciones. Y cuando se conocen, todo aquello que no encajaba en sus vidas, empieza a hacerlo.
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Después de la trágica muerte de sus padres, Ayak...
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Ayaka llevaba tiempo pensando en algo y no podía sacárselo de la cabeza.
Desde que Wooyoung le había comentado que su madre se había quedado sin trabajo, buscaba una forma de poder ayudarla de algún modo. Su familia la estaba apoyando muchísimo, siempre se quedaban con Ayame cuando ella no llegaba a todo, incluso la invitaban en muchas ocasiones para que jugase junto a Kyungmin, y se quedaba a comer casi siempre e incluso en alguna ocasión a dormir si se hacía muy tarde.
Y no era lo único, su tía estaba ahí siempre que lo necesitaba. Le ayudaba y ofrecía consejos sobre labores domésticas, sobre todo en cómo darle según qué alimentos a su hermana sin que protestase ya que no le gustaban, en qué sitios era mejor hacer la compra o dónde podía pedir comida para llevar sin tener que preocuparse.
No quería ser grosera, o que se lo tomase a mal, pero pensaba que ya que pasaba tanto tiempo con Ayame y en su casa, ¿por qué no podía cobrar un sueldo por ello? Era la persona idónea, no conocía a nadie con la que tuviese tanta confianza, sin contar que su hermana la adoraba, y no tendría siempre la duda de si estaba haciendo bien de meter a una desconocida en su hogar.
El problema era que no sabía cómo decírselo porque quizá se lo tomaba a mal. No era caridad, era solo ser prácticos. Había mucha gente que cobraba por hacer lo mismo, era un trabajo, ¿por qué no hacer lo mismo con su tía?
—Tienes la misma cara que ponías cuando éramos pequeños y no dejabas de pensar en algo. Y todas esas veces yo acababa mal y castigado —comentó Wooyoung a través de la pantalla del móvil. Según las palabras de su primo, estaba muy aburrido en el dorm después de un largo ensayo, por lo que necesitaba distraerse de algún modo antes de ponerse a jugar a videojuegos—. ¿Qué te tiene así?
—Necesito consejo —dijo de forma directa, sin adornarlo demasiado. No hacía falta con su primo, había la confianza suficiente para poder ser ella misma—. Quiero que seas completamente sincero.
—Que tú digas eso me hace tener miedo —bromeó para luego reírse, intentando aparentar seriedad—. ¿Algo relacionado con algún chico?
